Se celebra el día internacional de la familia con el objetivo de concienciar sobre el papel fundamental de las familias en la educación de los hijos. Son muchos los expertos que enfatizan el poder de las familias para conseguir el ansiado éxito educativo pero pocos los cambios que se realizan para lograrlos. Para que existan dichos cambios el primer paso es lograr un pacto de Estado educativo que cuente con los profesionales del sector.
La pandemia que estamos viviendo ha puesto en jaque al sistema educativo y a la familia como eje vertebrador sobre el que asentar la formación de los niños y niñas del mundo, poniendo en valor aún más si cabe el trabajo que realizan para adaptarse a una nueva realidad para la que evidentemente no estaban preparadas. Ante la incertidumbre sobre el cómo será el próximo curso escolar del que solo sabemos que “si no hay un remedio (para la Covid-19), los centros tendrán que estar a la mitad de su capacidad”, según la ministra de educación, las familias necesitaran políticas de conciliación como jamás se han visto y mucha información y recursos para la formación telemática.
Todo en un sistema que parece que no cuenta con las familias a pesar de conocer su importancia, que toma medidas sin tener en consideración la necesaria conciliación o a las necesidades de las familias numerosas. ¿Será la conciliación una utopía? En caso de que alguien tenga que dejar de trabajar, lo más probable es que tenga nombre de mujer.
Existe consenso sobre que la familia es el principal agente socializador y sobre su importancia, también existen estudios que muestran como el rendimiento académico mejora cuando las familias se implican activamente en el proceso educativo. No hay que olvidar que las escuelas deben establecer las vías para ello, creando espacios abiertos de aprendizaje donde unir a los tres pilares de la educación (familias, alumnos y centro educativo).
Tal y como dice José Antonio Marina “la escuela no puede educar sin las familias”, así que animo, aunque no sea fácil, a aumentar las políticas encaminadas a intensificar la participación de las familias en el ámbito educativo, poniendo en marcha las estrategias que sean necesarias para ello.
Las familias necesitan aprender a despertar el interés de sus miembros, a establecer relaciones sociales adecuadas, a practicar deporte, a tener una alimentación sana y a tolerar la frustración, entre otras. Deben formar parte activamente de la sociedad e intentar mejorarla sin conformarse con lo ya establecido, simplemente por comodidad o por creer que es imposible cambiar.
Desde el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía, animamos a las familias a fomentar su espíritu crítico y su entusiasmo, fundamental para volver a la normalidad de forma optimista y coherente, por supuesto sin subestimar el riesgo, cumpliendo con todas las medidas de prevención establecidas en cada una de las fases de desescalada.
La familia cobra especial relevancia en la transmisión de valores como la tolerancia o el respeto y es importante recordar que se erige como pilar fundamental especialmente en el aprendizaje por modelado o imitación. Por todo ello formar a las familias debería ser una prioridad.
Hoy es un día para reflexionar, para aumentar las medidas que hagan participe a las familias, para establecer canales de comunicación a través de los cuales puedan establecer sus demandas y resolver sus dudas o inquietudes. No podemos olvidar que las familias tienen una responsabilidad enorme, la de cambiar el mundo.