El covid-19 creará un cambio drástico en nuestras vidas, como en la forma de trabajar, hacer deporte, controlar nuestra salud, cuidar de los miembros de nuestra familia; queremos y necesitamos volver a la normalidad rápidamente, pero la mayoría de nosotros somos conscientes de que esto no pasará ni después de una semana, ni siquiera de meses.
El problema no acabará mientras haya una sola persona con el virus caminando por la calle, sin control porque sabemos que este virus es muy contagioso. A pesar de que nos encontramos en un estado de alarma la gente, en su minoría sale a la calle sin un mínimo de consideración, ni una pizca de solidaridad hacia los demás, solo se quedarán confinados en casa cuando vean morir a un ser querido. En este país no tenemos esa disciplina de la que los orientales sí son poseedores. En este bendito país la picaresca es ancestral, así que o nos sancionan gravemente o aquí no se hace caso y mientras todo esto pasa, nuestro sistema sanitario se encuentra colapsado y los profesionales con un estrés aterrador.
No estamos acostumbrados a este nuevo método de vida y las tensiones que tienen los padres por educar a sus hijos en casa, personas que cuidan de sus seres queridos, de edad avanzada para no exponerlos al virus, de personas atrapadas en relaciones abusivas o de aquellas personas sin medio alguno para lidiar su día a día, nos superan.
Me salta una inquietud ¿Cómo vivir con este nuevo escenario? ¿Tendremos un mejor sistema sanitario en el futuro cuando esta emergencia sanitaria pase o se seguirá con la política de los recortes como hasta ahora? No es momento de hacer críticas destructivas, pero sí de meditar sobre lo que nos está pasando porque si de algo estoy seguro es que el ser humano ha recibido una gran lección de vida con todo esto y que si se creía intocable, se ha demostrado que es sumamente vulnerable y que un bicho invisible nos ataca sin poder luchar contra él.
No sabemos lo que el futuro nos depara, pero creo que ya es hora de aprender y empezar a tomar medidas, crear un servicio que rastree los movimientos de los usuarios que suban a un avión a través de app´s de los móviles de personas infectadas, el control de entradas en edificios gubernamentales o medios de transporte público, tener escáneres de temperatura en todos los lugares públicos, entre otras muchas medidas a tomar.
Se tendría que legislar al respecto para que las personas nos acostumbráramos a estas nuevas medidas, porque la vigilancia intrusiva es el precio que debemos pagar por la libertad básica de poder movernos libremente. Si no se imponen reglas estrictas ya predeterminadas reinará el caos, como se ha estado viendo.
El mundo ha efectuado muchos cambios y sin darnos cuenta cambia sin parar y ahora lo está haciendo de nuevo, por lo que habrá que tomar decisiones de gran calado y legislar sobre problemas que nunca han estado en las agendas gubernamentales hasta ahora y donde las políticas tienen que ir mucho más allá de intereses espurios o ilegítimos.