Después de casi 20.000 muertos, que se dice pronto, no hay ni una sola muestra de luto o condolencia oficial. Solo tenemos una enorme ristra de errores derivados de una incompetencia y ruindad gubernamental inconmensurable. Así pasan olímpicamente de todas las recomendaciones de la OMS hasta que tuvimos más de ciento cincuenta muertos y pasado el 8-M, o compran test defectuosos por dos veces a una empresa china que no tiene licencia y respiradores que son confiscados en Turquía; y ello pese a que hay sendas empresas españolas que se ofrecen a fabricar ambos productos, pero el gobierno no atiende a sus ofrecimientos, a pesar de la imperiosa necesidad de esos artículos. También adquieren mascarillas para nuestros sanitarios y no testan que sean fiables, resultando ser completamente inservibles por lo que las retiran todas cuando ya habían empezado a usarse… Incluso miembros del Gobierno se desternillan en una rueda de prensa mientras están dando los datos sobre las tremendas cifras de pérdidas de empleo, conducta que solo puede provenir de alguien muy tonto o muy miserable; o ambas cosas. La lista de desatinos es profundamente interminable. Incluso en el colmo de la ruindad la Ministra de Trabajo llega a pedir paciencia a los parados para cobrar las prestaciones… Pero tenemos que creernos la encuesta que cocina el CIS en plena crisis, conforme a la cual la mitad de los españoles muestra confianza con la gestión que el Gobierno hace de la crisis. Definitivamente nos tomas por tontos. De verdad es esencial un servicio como el CIS que llega a preguntar a los españoles, entre otras lindezas, si el gobierno debiera hacer una “restricción y control de las informaciones, estableciendo solo una fuente oficial de información” … o si los partidos de la oposición deben continuar criticando, o estar calladitos y haciendo loas al Ejecutivo. La burda manipulación de esta encuesta genera mucha vergüenza ajena y tiene un inmundo tufo a política de otras latitudes.
Esta crisis también está poniendo de manifiesto la enorme resiliencia de los españoles de a pie, esos que, a diferencia del cínico del Vicepresidente Iglesias, no tenemos una parcela de más de 2.000 metros cuadrados para salir a pasear, pero también a diferencia de él tienen capacidad para resolver problemas. Como ese grupo de amigos que, en 15 días, conectados por la pantalla de un ordenador y sin moverse de casa han traído a España cuatro robots de análisis de COVID-19 capaces de hacer hasta 2.400 análisis al día y los han instalado en cuatro hospitales españoles. ¿Cómo? Pensando en cómo ayudar a frenar el virus, moviendo contactos, pidiendo ayuda a quien podía ofrecerla y contando con la solidaridad de distintos empresarios. El estado español se ha limitado a no poner pegas a la importación. El transporte desde Usa ha corrido a cargo de INDITEX y la financiación ha sido de MERLIN PROPERTIES, una sociedad española de inversión inmobiliaria. Pero el Gobierno de España no es capaz ni de hacer bien una simple compra de mascarillas… Es más que evidente que algo tienen que estar haciendo mal, pero ni eso son capaces de ver. Hay un estudio de La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) que estima que el Gobierno habría reducido en un 62,3% los contagios por el coronavirus si hubiera actuado el 7 de marzo, antes de las manifestaciones del 8-M, evitándose, probablemente, el colapso de los hospitales en nuestro país y por tanto muchas muertes de personas para las que la única esperanza era contar con un respirador que no había. La mala gestión de este gobierno es más letal que el virus.
En estos momentos también tememos otra lucha que será incuso más larga que la sanitaria: la lucha por levantar la economía. Porque cuando todo esto termine algunos auguran una situación parecida a la de después de la II Guerra Mundial, pero ni por esas son capaces nuestros políticos de sentarse a aunar esfuerzos. Esta semana que tanto se habla de “resucitar” el espíritu de la transición fallecía Landelino Lavilla, uno de sus artífices. Pocos líderes de esa época quedan vivos y a los que quedan nadie les pide consejo. Si no pasamos de querer hacernos la foto a remangarnos para buscar soluciones no conseguiremos nada. Si como parece nada volverá a ser igual cuando esto termine, confío en que quienes nos gobiernan tampoco lo sean.