He de confesar que cuando tuve conocimiento del lema oficial del Ministerio de Igualdad para la manifestación del 8 de marzo tuve que releerlo varias veces porque no daba crédito: “sola y borracha quiero volver a casa” … Cuando acabé de entenderlo no sabía si echarme a reír o echarme a llorar. Porque como lema de una pancarta para un grupo de adolescentes está genial: suena al estribillo de una canción; pero como lema institucional de un Ministerio de Igualdad para celebrar el día Internacional de la Mujer, me van a perdonar, es vergonzante. Tantos años de lucha diaria por los derechos de las mujeres, tantos atropellos, tantas mujeres muertas, maltratadas y humilladas para que cuando la izquierda más radical tiene en su mano “gobernar en pos de las mujeres” van y solo se les ocurre un slogan chorra e irresponsable, con todo lo que queda por reivindicar; o modificar el Código Penal en materia de delitos contra la libertad sexual para bajar las penas y resucitar el de 1928, el de la dictadura de Primo de Rivera, que sancionaba con penas de arresto de 5 a 20 días o multas a los que usaran piropos “chabacanos” incluso si la intención fuera “galante”… Y es que uno puede hacer un ejercicio positivo de interpretación y decir: no, el lema lo que viene a decir es que “quiero llegar a mi casa como yo quiera y sin tener problemas” pero es que lo que dice es que llegar a casa borracha y sola es lo más de lo más para “empoderar” a la mujer… Y sinceramente, a mí eso, como mujer, ni como persona, no me representa. Yo me avergüenzo de este Ministerio de Igualdad, al que ha venido en llamarse en redes el ministerio de Igual-Da… Desde que se creó con la Sr. Montero al frente no ha hecho más que caer en un ridículo tras otro, incluso entre sus compañeros de Consejo de Ministro, asistiendo a un rifirrafe machista a cuenta de lo que de quería ser una reforma feminista… Es lo que tiene no distinguir la representación institucional de la representación estudiantil. Todo muy poco edificante entorno a la defensa de los derechos de la mujer desde el gobierno nacional.
Yo diría que la defensa de la igualdad en España no atraviesa su mejor momento porque no somos capaces de dejar de “patrimonializarla políticamente”, y por tanto las mujeres no somos capaces de hacer frente común en la reivindicación de nuestros derechos, que debieran ser los mismos independientemente del color político de cada cual, porque los “recortes” los recibimos todas por el simple hecho de ser mujeres.
Mi mayor anhelo no es poder llegar a mi casa sola y borracha, definitivamente no; es que todas podamos llegar donde queramos, como queramos y con quien queramos e igual que pueda hacerlo un hombre. Yo no quiero pasar de que fuera un hombre quien te autorizara a hacer cosas, a que me autoricen ahora otras mujeres. Yo no necesito que nadie me dé ni lecciones de feminismo, ni carnet de feminista. El feminismo no es patrimonio de nadie. Feminista es cada mujer que en cualquier rincón de la tierra pelea cada día porque nadie la discrimine por ser mujer, y cada hombre que le ayuda en esa lucha. Hacer política feminista no es hacer un video con la fiesta de cumpleaños en el ministerio al que te has llevado a tu hija, ni reformar el código Penal como quien hace una redacción en el cole cortando y pegando “malamente”. ¿Saben de alguna medida que haya adoptado este gobierno que facilite la igualdad real de las mujeres? Yo tampoco. Que sí, que queda mucha legislatura por delante, pero coincidirán conmigo que empezar así no augura mucha “eficacia”.
En lo que llevamos de año han muerto 14 mujeres por violencia de género, tan solo dos meses… Y todavía hay quien niega que existe este tipo de violencia, como hace la extrema derecha. Queda mucho camino por recorrer para que ser mujer deje de ser un “lastre” en el desarrollo de la vida de cada cual. Tal y como está la situación creo que no está de más pedir al menos un poquito de seriedad desde las instituciones encargadas de remover obstáculos, así como que se desarrollen políticas que sirvan para removerlos y que se deje de una vez por todas de hacer “postureo” en instrumentación política de algo tan necesario e importante como la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres.