Se han cumplido 25 años del mercado único europeo que representa una quinta parte de la economía del mundo, es el activo más sólido para ayudar a prosperar, y cuenta con acuerdos comerciales con 69 países, lo que representa el 40 % del PIB mundial. También el pasado 1 de enero celebramos el trigésimo aniversario de nuestra moneda única utilizada en 19 estados miembros, que supone el 85 % del PIB de la Unión.
La economía europea está obteniendo buenos resultados, reduciendo los niveles de deuda y mejorando la situación de las finanzas públicas, mientras empleo e inversiones están recuperando los niveles anteriores a la peor crisis financiera de nuestra generación, la cual tuvo en parte sus raíces en años de gasto excesivo, falta de competitividad, desregulación financiera, y malas prácticas o mecanismos inadecuados en los estados miembros.
El plan J.C. Juncker, presidente de la comisión europea y miembro del Partido Popular, después de generar 344 mil millones de euros y superar su objetivo inicial, se ha ampliado para movilizar 500 mil millones adicionales más. Si continúa, se espera que genere 1,4 millones de puestos de trabajo y aumente el PIB de la Unión en un 1,3 % de aquí a 2020. Supone la transición a una economía moderna, que apoye la innovación y fomente el uso sostenible de nuestros recursos.
Para el Partido Popular Europeo, la clave son unos presupuestos saneados que no hipotequen los sucesivos, invertir en reformas para profundizar en la unión económica y monetaria, aumentar el número de ciudadanos que trabajan durante más tiempo, garantizar una resistencia económica mayor avanzando hacia el sistema europeo de garantía de depósitos, eliminar exceso de burocracia, y crear instrumentos de coordinación eficientes en política fiscal. Todo ello sin perder de vista que la financiación pública desempeña una función de estímulo de las inversiones, pero en última instancia son las empresas las que generan crecimiento.
También sabemos que el desarrollo económico no es capaz por sí solo de promover el bienestar, salvo cuando sus frutos son compartidos para mejorar las condiciones de vida de todos. El reto es conciliar libre competencia con derechos sociales, interés público y desarrollo sostenible. De esta forma, con el apoyo financiero de Bruselas, la política regional quiere evitar los desequilibrios, interviniendo a través de los fondos FEDER que sobre el terreno, facilita ayuda a los menos favorecidos y a los emprendedores, interviniendo en cambios industriales y subempleo estructural. El ingreso en la comunidad supuso para Ceuta un cambio trascendental, trajo nuevas fuentes de financiación para la dotación de infraestructuras, incluidas ofertas recreativas de calidad, acciones de rehabilitación del patrimonio histórico, monumental y urbano, apoyo al sector terciario, mejora de equipamientos que superaron carencias históricas, incentivación de la inversión empresarial y fomento de la actividad económica. Los ceutíes, votando masivamente con papeletas azules de las elecciones al Parlamento europeo, demostraremos este domingo nuestra vocación europeísta y el reconocimiento a la ayuda recibida.