En los sesenta se decía “Cuba no es Rusia”, en los noventa se decía “Venezuela no es Cuba”. Y en 2020 se dice “España no es Venezuela”. Qué poco saben estos de aquellos venezolanos, jet set petrodólar en mano que venían becados en los setenta y ochenta y que parecían salidos de una telenovela por su educación, buenas formas o poderío económico. En España estamos de estreno con un gobierno socialista de los de verdad, no la versión “light estadista” de Felipe González o el germen sociobuenistas de aquella versión low cost de Mr Bean llamada Zapatero. Y nótese que he dicho socialistas y no comunistas, como dicen algunos alarmistas, y precisamente lo he hecho porque no entiendo ni comparto el blanqueo del término “socialista” que se ha hecho en las últimas décadas, en gran medida por haber tenido un partido socialista que no era socialista. Nótese que el socialismo tiene varias ramificaciones que, siendo ramificaciones, no dejan de ser parte del mismo tronco. Dígase socialismo clásico, comunismo con sus diferentes variantes (trotskismo, leninismo, stalinismo, maoísmo…), nazismo, o fascismo… Son ramas del mismo tronco; socialismo, evolución de las teorías Rousseaunianas, ya ampliamente desmontadas, y su infantil “mito del buen salvaje”.
Todavía hay quien dice que podemos no es comunista, aunque Pablo Iglesias lo haya dicho por activa y por pasiva. Tal vez el error estriba en que el modelo de Podemos es Gramscista. La vía centralizada en forma democrática donde el pensador Antonio Gramsci entendió en sus “quaderni” que con la llegada de la democracia, dentro de su concepto de la Hegemonía construida por la clase dominante para oprimir a la clase dominada, solo podía combatirse mediante la toma de las instituciones en un proceso revolucionario. Esto es decir, la toma de poderes para revertir el orden de clases a través de la toma de las sociedades civiles (educación, arte, medios de comunicación, plataformas civiles, ONGs…) y sociedades políticas-coactivas (control del poder legal, aparatos de justicia, fuerzas armadas, instituciones políticas…), entrando en las propias instituciones por vía democrática, modelo que ya aplicó Hitler con su partido socialista alemán, algo que terminó de separar el comunismo del anarquismo. El propio Errejón, ya hablaba de la relación hegemónica donde el actor político generaba un consenso generalizado sobre factores de su propio interés, fijando además las condiciones sobre las cuales deberá enmarcarse quien quiera desafiar ese poder hegemónico; por citar un ejemplo de esto, temas como la igualdad o el aborto hoy día.
Estas serán las fases por las que se impondrá la agenda marxista en España:
1º aumento del gobierno y de todo el poder ejecutivo en general. Ya lo estamos viendo, apenas un día después de la elección del nuevo presidente, los cargos de gobierno se han multiplicado. Aumenta el número de políticos. Aumenta el fortalecimiento del estado (y su coste).
2º Afianzamiento de poder en las sociedades civiles y políticas, que adquirirán un matiz represivo. En especial ministerio del interior, justicia, y erosión e injerencias brutales y constantes en el poder judicial (ejem: formación a jueces en “perspectiva de género”). Las sociedades civiles ya están en su poder desde hace tiempo, pero afianzarán ese poder y aumentarán su influencia mediante la cesión de recursos con el aumento del gasto público y la creación de nuevas estructuras de poder social, como plataformas, asociaciones… que serán ampliamente subvencionadas por el gobierno. Esto asegura que ellos tengan en su poder más recursos. La ingeniería social en las escuelas será uno de los puntos clave, y se asegurarán de coartar al máximo la iniciativa privada en la educación, de modo que el menor número de padres puedan proteger a sus hijos de la ingeniería social.
3º Recrudecimiento y publicidad constante de la evolución de la lucha de clases. Tras la pérdida de interés de la clase trabajadora en el socialismo, al demostrarse éste un sistema nocivo para la calidad de vida del trabajador, y siendo el antagonismo una cualidad inherente al proceso revolucionario para revertir el orden hegemónico, la guerra civil, la ideología de género, el racismo o la religión serán el eje central de la política y de la información. Estos campos serán, de hecho, verdaderas antítesis de sus denominaciones dentro de su concepto orwelliano del control del lenguaje. Apoyarán y materializarán la desigualdad con leyes de cuotas y discriminatorias hasta puntos inquisitoriales, alejándonos cada vez más de la igualdad ante la ley. Establecerán cuotas raciales, desviando recursos económicos bajo estas premisas como medida para coartar la posible acción mediante el uso de propios recursos (parte de la colectivización). Sostendrán un apoyo incondicional al islamismo radical, monopolizando el concepto de libertad religiosa y autodesignándose como defensores naturales del Islam, a pesar de la paradoja de que sus propias conductas son la antítesis de la filosofía musulmana, y a pesar de ser el islamismo radical el mayor enemigo del islam moderado. A diferencia de otros paraísos socialistas, gran parte de los recursos destinados a “políticas sociales” (la toma de la sociedad civil) irá destinada al separatismo, que crecerá exponencialmente política particular del comunismo español, como ya aclara el gran pensador comunista Santiago Armesilla, donde el carácter general del comunismo ha sido siempre fuertemente centralista. En definitiva, toda la política socialista irá enfocada a coartar libertades individuales.
4º Imprimirán moneda, o al menos lo intentarían, como parte de su modelo keynesiano (versión light del modelo comunista-fascista y base de los modelos socialdemócratas y gramscistas). Como estamos en el euro y no podrán imprimir libremente (algo que al menos hubiera hecho vivir en un oasis de mejora durante uno o dos años) porque carecen del permiso del BCE, aumentarán el salario mínimo. Esto producirá desempleo e inflación, ya que el propio mercado autorregulará un objeto de cambio sin valor intrínseco como es la moneda.
5º Empezarán una política de colectivización de recursos y medios empresariales, que provocará una caída en la productividad por motivos de relación laboral, así como una fuga de capitales. El empleo caerá estrepitosamente y los sueldos, más. Subirán el salario mínimo, y aumentará la inflación y el trabajo negro en consecuencia. Escucharás más eso de “bueno… por lo menos estás trabajando…mejor que ná…”
6º los impuestos subirán de forma escalonada y alarmante. Bajarán los impuestos al consumo probablemente, tipo IVA, algo populista, aunque subirán sí o sí los impuestos especiales y destrozarán tu nómina con impuestos a la productividad. Caída por ende del consumo, y del empleo por el aumento de costes de trabajo y por la falta de medios para el consumo. Aumento por ende de las ayudas sociales (más gasto público, menos productividad).
7º se jactarán con datos (reales) de que en España hay mucha más igualdad con ellos, omitiendo el dato de que todos se han igualado en la pobreza. Responderán que ante la pobreza, solo ellos pueden ayudarte. Los españoles votarán más socialismo ante esta premisa, y/o la de conseguir algún cargo público. Los españoles comenzarán un proceso migratorio masivo.
8º La única verdad que ha dicho Pedro Sánchez se hará verdad. Con podemos en el gobierno, volveremos a las cartillas de racionamiento.
Recordaré este artículo dentro de un par de años. Por esto, y siempre, marxismo delenda est.
jajajajjajajajajaajjajajjajaajajjajajajajajajjajaj