Cuando la “obligación” que tienen los sindicatos de obtener las mejores condiciones laborales posibles, en este caso para los empleados municipales, se da la mano con la arbitrariedad y capricho con que actúa y trata el dinero público el Gobierno local, se crea una situación explosiva en la ciudad. “Todo el mundo” se altera, porque “todo el mundo” quiere pillar cacho.
¿En qué han cambiado las condiciones laborales de policías locales y bomberos para incrementarles sorpresivamente su complemento específico en casi dos mil euros anuales? ¿Qué hacen que no hicieran? ¿Qué circunstancias nuevas afectan a todos y cada uno de ellos? Para justificar esta decisión la Consejera de turno declara únicamente: “Nos hemos puesto de acuerdo”. Será que no hacen falta otras razones, sólo que quiera el Sr. Vivas.
Se me ocurre que, incapaces los que están gobernando de solucionar los apedreamientos que padecen cada dos por tres bomberos y policías locales en determinadas zonas de la ciudad, se les compense y acallen sus quejas de esta manera. Seguirán cayéndoles pedruscos, pero cobrarán más a fin de mes. Penas y pan, ya se sabe.
Por otro lado, ha sido precisamente el Sr. Vivas el que ha negado a los nuevos policías y bomberos el derecho a cobrar la indemnización por residencia durante el periodo de prácticas. Más de un mes lleva este diputado haciendo gestiones e intentando que el Gobierno de la Ciudad entre en razón con una obviedad: todos los funcionarios de la Administración del Estado que hacen las prácticas en Ceuta, cobran esta indemnización. Es un derecho que avala el Servicio Jurídico del Estado y la Intervención de Hacienda. Pues esta vez, que hay razones, no quieren. Y, sin noticias a día de hoy, me temo que el único camino que deja el Sr. Vivas en este caso es el del contencioso-administrativo. Algún sindicato recogerá el guante.
En los presupuestos aprobados hace menos de un mes no había ninguna partida que recogiera la subida de estos específicos; ninguna memoria preveía este incremento salarial. ¿Improvisación? Eso o que el Sr. Vivas, simplemente, engañara a la Asamblea. Cosas de la contabilidad creativa que desarrolla. Y de su campaña electoral.
Se lo he dicho en múltiples ocasiones: la política retributiva y de personal de este Gobierno y de los anteriores no tiene ni pies ni cabeza. Es puro capricho: no mejora los servicios, enerva a los funcionarios y nos sale muy cara. Así va el Ayuntamiento.
El Gobierno del Sr. Vivas está de oferta. De rebajas. Y, como en las clásicas, empiezan los apelotonamientos, los empujones, los chillidos y hasta las peleas. Cada uno quiere llevarse su parte o, al menos, lo que pueda. Más temblorosos que nunca, están entrando en barrena. Es el mejor momento para pedir: proyectos, obras y subvenciones, promociones, consolidaciones y reconocimientos de categoría superior… El Sr. Vivas empieza a repartir y… ¿alguien cree que está pensando en la ciudad –su Ceuta-, en los trabajadores y funcionarios, en los vecinos y barriadas?
Cuando se actúa sin criterio, parece que todo vale. No hace falta encontrar razones porque no se necesitan, es una simple cuestión de voluntad: que el Gobierno quiera. Sólo es cuestión de buscar puntos de presión. ¿Y algunos todavía se sorprenden de cómo está Ceuta? Oímos quejas de los que recogen bolsas de comida sin necesitarlo, como si fueran los únicos en esta ciudad. ¿Quién es más culpable el que pone la mano o el que la llena?
¿Quién defenderá los intereses públicos, si quienes tienen la obligación de hacerlo, de protegerlos y administrarlos, los hacen coincidir con los particulares, empezando por los suyos? ¿Qué ocurre cuando nadie se pone frente a ellos sino que, todo lo más, se apunta a lo mismo? De qué nos extrañamos. Así se ha construido nuestra Ciudad en los últimos años.
No es verdad que tenga que ser así, que sea lo normal; que si no lo hacen estos, lo harán otros. No es verdad que todos ganen en ese “reparto” de prebendas (Beneficio que recibe arbitrariamente una persona o Cargo lucrativo y poco trabajoso): entre los que ganan “más”, siempre está el que reparte. Acuérdense del Lazarillo: si no dicen nada cuando coges las uvas “de dos en dos”, es porque las están cogiendo “de tres en tres”. El Gobierno ha abierto la barra libre. Al fin y al cabo, los que pagan son los ceutíes. Los mismos que votan.