«Si alguien tiene hambre no le des un pez, enséñale a pescar”. Esta bíblica frase es algo más que una frase, es, o debería ser, la inspiración, la razón de ser de los planes de empleo.
Tal y como ha reconocido la ministra este mismo año, los planes de empleo tienen una intención muy clara: mejorar la empleabilidad y la inserción laboral de los desempleados en Ceuta. De hecho, ese espíritu formativo guió el establecimiento del primer plan de empleo en Ceuta, hace ya bastantes años. Cuando se forma a un desempleado, se le pone en condiciones de entrar en el mercado laboral con mayores garantías, porque de ese modo las empresas pueden aprovechar sus conocimientos y su experiencia. Parece razonable, no se trata de dar una limosna a nadie, sino de proporcionar los mecanismos para que se pueda ganar la vida. Pero ¿qué ocurre cuando no hay lugares donde pescar?
Las mentes “pensantes” que gestionan el dinero público parecen olvidar deliberadamente que en Ceuta toda la actividad está supeditada al sector público directa o indirectamente. No existen sectores de actividad económica relevantes, ágiles y en desarrollo que presenten la demanda laboral necesaria para absorber a los trabajadores de los planes de empleo. Es decir, no se crean empresas que generen más empleo, y las que hay no crecen lo suficiente como para incrementar significativamente sus plantillas.
Cuando se pusieron en marcha los primeros planes de empleo se cometió un error de principiantes. No tuvieron en cuenta la realidad empresarial de Ceuta, sólo la social. Se habría necesitado algo más que los apoyara, que les diera sentido y les garantizara el éxito, como planes de desarrollo económico y empresarial consensuados. Pero como siempre ocurre en estos casos, la miopía y la incompetencia en la gestión pública provocaron que ese apoyo jamás se planteara ni se llevara a cabo. Y, lo más grave, en estas dos últimas décadas ese error se ha ido perpetuando año tras año, legislatura tras legislatura, de modo que no se ha sido capaz de cambiar esta dinámica. Simplemente no existe un tejido empresarial que crezca y que sea el destinatario final de los trabajadores.