Estos días tan dolorosos donde vamos a llegar previsiblemente a la cifra de más de 2000 fallecidos por el contagio del coronavirus, en estos días donde la esperanza queda en el buen comportamiento de todos nosotros y quedarnos en casas, días que se hacen largos esperando la llegada de respiradores, de máquinas que faciliten los test y demás medios, días en donde vemos y tenemos el deber de reconocer que ni España ni Europa estaban preparadas para lo que se nos viene encima en estos días, todo esto nos lleva a un camino indivisible, entender y ver dónde hemos errado, dónde y del cómo no vimos la amenaza que al parecer ya será una constante en nuestros tiempos, ya que el mundo anda más que nunca interconectado en todos los puntos del planeta, facilitando así la propagación de las pandemias, ahora queda analizar y dilucidar si todo este modelo que tenemos, el sistema capitalista, el neoliberalismo no están ya desfasados y obsoletos ante los retos que se presentan en este nuevo orden por construir.
Hay que aprender del pasado, después de finalizar la segunda guerra mundial, a pesar de estar todo devastado y destruido, las potencias hicieron un gran esfuerzo para salir de una situación que no hacía más que generar sufrimiento en la población europea por todo que fue y generó las malditas guerras del mundo, el modelo escogido pese a la irritada sonrisa de las ultraderechas PP-Ciudadanos-VOX, no fue precisamente un modelo liberal, en aquellos dias occidente competía con el credo ruso y la buena acogida de estos por muchos pueblos al camino socialista, los países occidentales no tuvieron más remedio que prodigar en parte el modelo social ruso como una parte de respuesta y resistencias por las potencias occidentales a la expansión marxista, creando modelos sociales donde se garantizaban los derechos laborales de millones de personas, donde se creó un modelo sanitario encaminado hacia el avance y mejora de vida de la ciudadanía occidental, al caer la URS y su modelo de socialismo ruso se relajó en todo occidente ese celo de competencia con Rusia, desde entonces al ahora presente en todos los países se ha ido desmantelando el llamado sistema de bienestar que tanto sufrimiento y lágrimas costó a nuestros abuelos rescatar de las manos de los que mercantilizan con el sufrimiento humano, ahora nos azota una pandemia y sinceramente hay que asumir que como fruto de bajar la guardia y desmantelar ese sistema social la consecuencia no se han hecho esperar, la tragedia de miles de muertos y de la constante que trae dichas desgracias como es la economía, donde ahora dicha pandemia nos trae el sufrimiento de las desigualdades entre los más pobres y los más ricos, donde tenemos ahora la necesidad de forma forzada de volver a construir el modelo socialista del que tanto odian las tres derechas reaccionarias de nuestro país.
China asumiendo el orden capitalista y su deriva en su modelo de producción, a pesar de ello ha sabido reaccionar, pese a tener 1300 millones de habitantes, siendo el epicentro mundial de la pandemia han sabido hacer frente a la amenaza inminente del virus, su modelo social no ha abandonado definitivamente el modelo socialista, a pesar de ser el motor industrial del mundo, la prueba de ello y con diferencia a nuestro modelo es que a todos los ciudadanos chinos el gobierno les ha dado soporte vital casa a casa, suministros de alimentos, suministros médicos, creando un confinamiento eficaz, megacosntrucciones de hospitales, contención paciente a paciente, test masivos a toda la población para identificar ciudadano a ciudadano los contagiados, todo eso sólo es posible desde un modelo socialista, pese a quienes se puedan molestar al leer mis palabras, nuestro gobierno no tienen capacidad para acometer lo que ha hecho China, puesto que no dispone ni puede disponer de todos los recursos de producción, ni tan siquiera la energía está en manos del gobierno, aquí en nuestro país se ha devastado lo público en favor de las élites financieras, licitaciones, asociacionismo pirata como fundaciones y demás que no han hecho más que hacer caja con el dinero de todos, al margen del dinero robado por la corrupción que bien cabe recordar sus conexiones entre lo público y lo ahora privatizado, nos hemos entregado al enemigo al creer que ya no teníamos enemigos con los que competir o luchar, ahora, el enemigo no son los rusos, los llamados perversos comunistas, no, ahora el enemigo somos nosotros mismos, hemos sido adiestrados mentalmente para reconocer al enemigo como el salvador de nuestras vidas, ni empresarios mega ricachones ni monarcas campechanos pueden salvar al pueblo, el pueblo sólo lo salva el pueblo, comprendiendo y entendiendo el mundo en el que vivimos.
Factores de cambio, ya que son pandemias que han venido para quedarse y ser una constante de nuestros tiempos, en el ahora presente surgen nuevos retos, la mecanización de la industria y su robotización, unas sociedades donde un margen alto poblacional sin ocupaciones harán que los modelos caminen al socialismo irreversiblemente, ya que el modelo capitalista deja de tener lo que llaman ellos competitividad, no se puede competir con una sociedad desocupada por los nuevos avances industriales, todos estos adelantos no tienen que ser un enemigo de los pueblos del mundo, ni tan siquiera la globalización, ya que dicho progreso puede ser una oportunidad para que los seres humanos puedan vivir para crecer en la cultura, en el arte y el conocimiento de la ciencia, donde crear verdaderamente modelos muy parecidos al Cielo prometido por las religiones, sociedades justas y llenas de vida, con el ímpetu de luchar por metas más altas donde crear la felicidad plena en cada vida del ser humano, suena muy bonito todo, claro que sí, es que es demasiado bueno para creerlo, actualmente la resistencia a todo ello sigue siendo el capitalismo que se niega dejar de sostener un modelo social que sólo beneficia a unos pocos y deja en el olvido a todos aquellos que no tienen la posibilidad de cambiar a mejor sus vidas.
Este virus es como la pastilla roja que se toma el protagonista de la película de Matrix, hemos vivido tanto tiempo ya y engañados que hacemos reverencias constantes a nuestros propios opresores, nos hemos llegado a sentir unidos con el carcelero de nuestra celda, el coronavirus es un virus que al menos dentro de todo lo malo, de toda esa tragedia humana, como las guerras del pasado, pude que de alguna manera nos haga despertar y querer volver al punto de partida que tuvimos en la segunda guerra mundial, empezar de nuevo, esta vez no creando modelos sociales para contener a Rusia, esta vez es porque no queda otro camino que el socialismo, toda esa deriva a la que el Partido Popular nos trajo con el liberalismo no ha hecho más que demostrar que la vía correcta es el socialismo, el estado tiene que tener el control de toda la riqueza del territorio nacional y ponerlo a disposición de la gente, en un futuro las máquinas van hacer casi todo el trabajo humano, eso tiene que ser una garantía para crear el socialismo soñado por filósofos y religiones, donde podamos recrear en nuestro mundo un trocito del cielo.
Ahora toca mirar hacia delante, si somos conscientes de los retos que abordamos y nos pone el destino en nuestro camino, tenemos el reto por recuperar, primero lo que nos quitaron y segundo construir un modelo mundial que garantice tanto la preservación de nuestro planeta, la naturaleza y bienestar de las personas, es un camino impuesto ya no por los rojos como yo, sino por la providencia que por fortuna o desgracia nos trae el coronavirus, un virus que nos permite ver con claridad otra infección crónica en nuestras sociedades, el neoliberalismo, la vacuna a todo ello, a esas dos infecciones virales como el coronavirus y el neoliberalismo es el socialismo.
Antonio Nepomuceno moreno
Coordinador general de Izquierda unida ceuta