Sobre el Transporte Público de Ceuta se han pronunciado numerosas personas y organizaciones que ven la necesidad de que los autobuses urbanos estén bajo la tutela directa de la Ciudad. No es un capricho. Sin embargo, cien y ‘cienes’ de veces, han recibido la misma respuesta: caso omiso de quien debería plantar cara a este asunto de una vez por todas. Nuestro estimado alcalde, Juan Vivas, ha visto siempre para estos trabajadores problemas legales a la hora de que la plantilla pase a la Ciudad por un proceso directo, esto es, al Capítulo Uno de los Presupuestos Generales de la institución autonómica. Parece que se le olvida de que existen otros procedimientos, otras formas de pertenecer al sector público local respetando la legalidad y garantizando el buen funcionamiento de este servicio público tan necesario; dando, además, tranquilidad a sus abnegados trabajadores.
A nuestro estimado alcalde se le olvidan los numerables casos, las numerosas excepciones que ya se han producido y que dan lugar a la situación actual existente en el ayuntamiento del que él es su máximo responsable. Una situación que propicia incluso el hecho de que, sin que estos casos debieran pertenecer al sector público local, cuentan por lo tanto con la condición, nada más y nada menos, de la denominación de ‘empresa pública’ cuando, la realidad es que estas empresas son de naturaleza lúdica y demás consideración, hasta tal punto de que bastantes de ellas compiten con el sector privado, entorpeciendo la posible expansión y el deseado crecimiento de este sector, algo que no debería ocurrir.
No puedo dejar de entender a quienes ven al jefe del Ejecutivo como a alguien que actúa como un pollo sin cabeza, sin asesoramiento; cuyas decisiones carecen de valor estratégico alguno y amigo de gasto superfluo, vamos… un mano rota en toda la extensión de la palabra. Eso pasa por rodearse de amistades, amigos de la mamandurria, una banda no cualificada sin otra pretensión que la de acercarse a un cajero automático y darse una dosis de alegría ¡ojo! y cuantos más, parece que es peor.
Se vuelve a equivocar nuestro estimado alcalde-presidente si sigue viendo el asumir la gestión directa del servicio de autobuses urbanos como un problema. Si algo nos ha enseñado esta crisis del coronavirus es la necesidad de contar con un transporte público de calidad, capaz de desarrollar su labor con criterios de interés público.
Ahora, otra cosa es el agotamiento, la falta de proyecto, la falta de lógica y sentido común…