No hemos asistido nunca a unas sesiones de las Cortes más indignas que las que han llevado a Sánchez a ser investido como Presidente del Gobierno de España. Indignas no solo por lo escuchado en boca de nacionalistas casposos, independentistas pro-sedición o los herederos políticos de ETA, sino sobre todo por el cómplice silencio general del PSOE y muy especialmente por las tragaderas de la tercera autoridad del país como es la Presidenta del Congreso, permitiendo adquirir la condición de Diputado de cualquier manera, sin llamar al orden de ninguna forma ante graves insultos al Rey o a la democracia en nuestro país, y por tanto al conjunto de todos los españoles. Si alguien llega a tu casa a insultarte que menos que defenderte verbalmente, y si no lo haces es evidente que lo aceptas. Tenemos un presidente de gobierno y un grupo parlamentario que lo sustenta que da por bueno que el Rey es un fascista, que no existe la democracia en nuestro país y que tenemos presos políticos; también que España es divisible por diecisiete o por treinta y cuatro, lo mismo les da. Lo único que no les da –que no le da- lo mismo es perder el sillón y el colchón de Moncloa. La humillación a las víctimas del terrorismo sufrida estos días, con su consentimiento, y el incalificable aplauso a BILDU de la bancada socialista da una idea del nivel de indignidad del presidente Sánchez. Pónganle la salsa que más les guste e intenten digerir.
Pactar con grupos como ERC o BILDU, que en cualquier otro país europeos serían extraparlamentarios por no respetar el orden constitucional ni en sus programas, ni en sus acciones; así como “dormir” en el mismo colchón que PODEMOS, al meterlo en el gobierno, ambas cosas no es ni de lejos lo que salió de las urnas, por cuanto que ninguno de estos “pactos” claudicantes estaba en el programa del PSOE, sino más bien todo lo contrario. Es inconcebible que vayan a gobernar un país con el “apoyo” de aquellos que quieren liquidarlo, negociando con presos condenados por sedición, con grupos a los que literalmente “les importa un comino” la gobernabilidad de España… Poca profundidad le debe quedar al fango por el que el Sr. Sánchez viene arrastrándose últimamente, y por el que irremediablemente ha arrastrado a nuestro país en estos días. La situación es un “oxímoron político” al mejor estilo de Lópe de Vega cuando, por ejemplo, describía el amor como una “libertad encarcelada”. Seguro que se lo habrá explicado muy bien a sus compañeros la señora Adriana Lastra, una gran intelectual que da lecciones de democracia… Evidentemente la próxima encuesta del CIS dirá que a los españoles nos encanta el gobierno; ya se encargarán de “aliñarnos” el plato, pero el gobierno de la estafa quedará fraguado como pronto la semana que viene: conseguido el sillón ya no hay prisa. El socialismo ha sido sustituido por el “sanchismo organíco”, y Pablo Iglesias Posse por el “Marqués de Galapagar”.
Quizás el mes que viene el Presidente del Gobierno se desdiga de la mitad de lo pactado y prometido, en su línea de mentiroso compulsivo, haciendo saltar por los aires la legislatura… Llegue o no ese momento preparen “palomitas” porque los próximos meses prometen.
El año pasado el Sr. Sánchez se plantó ante la tumba de Machado en Francia para montar un circo con plaquita incluida. Ha debido leerlo poco… y seguro jamás leyó el pequeño poemita de “Proverbios y Cantares” del encabezamiento. Lástima que no se le antoje traer sus restos a España; claro que si pudiera hablar, hoy por hoy, ese hombre con gotas de sangre jacobina pero sereno y “en el buen sentido de la palabra, bueno”; ese hombre no querría volver.