Después de más de dos meses y medio y miles de muertes, nos enfrentamos ante la tesitura de si el siguiente paso será el adecuado o no. La cautela en estos casos, es nuestra mejor aliada, no bajar la guardia ni confiarnos porque al mínimo error, todo se irá al traste, así que con prudencia que no miedo, nos disponemos a avanzar.
En cuanto pasemos a la Fase 3 podremos movernos a otras provincias sin ningún permiso tal y como ocurre hoy, así que nuestro turismo comenzará a latir tras una parada casi mortal. Todos queremos volver a la rutina cuanto antes y arrimar el hombro para que nuestro país resurja cuanto antes pero me invaden muchas preguntas por el temor que ya he manifestado al inicio de este testimonio.
¿Está nuestro turismo preparado para afrontar lo que se avecina? Los protocolos están claros, aforos más reducidos, distancia social, uso de mascarillas, higiene de manos, pero, ¿se va a cumplir con esta normativa sanitaria en hoteles y restaurantes? ¿Quién se va a encargar de supervisar que los protocolos sanitarios se están cumpliendo?
La gran prueba de fuego la vamos a ver en breve, con el turismo nacional y si todo va bien, pasaremos al internacional. España se prepara para recibir a turistas sobre todo de Europa, pero quisiera estar seguro de que solo pisará territorio español aquel que no esté contagiado de COVID-19. ¿Existirá algún procedimiento para la entrada de turistas a nuestro país? No hay que olvidar que aparte de los que dan positivo al virus con claros signos de la enfermedad, los hay asintomáticos sin enterarse porque no tienen tos, ni fiebre ni dolor corporal, por lo que es probable que de estas personas que vendrán en un futuro muy próximo algunas sean portadoras de este virus sin ser conscientes de ello, por lo que quisiera saber qué se piensa hacer desde el Gobierno ante este hecho que, sin duda alguna nos pone en peligro a la sociedad española.
No es una idea descabellada solicitar a la llegada de los diferentes aeropuertos de nuestro país un documento que acredite que se ha hecho el test contra la COVID y éste es negativo. Habrá que asegurarse de que en primera línea hay suficiente infraestructura para diagnosticar cualquier caso, para evitar rebrotes. Sé que en ningún país se ha emprendido un testeo masivo, excepto Luxemburgo, Islandia o Andorra, pero hay que garantizar a la ciudadanía que no va a correr un peligro mayor al abrir fronteras, para evitar el confinamiento que nos ha mantenido en casa dos meses.
España va a recibir de la Unión Europea una cantidad muy importante tal como 140.446 millones de euros, siendo el segundo país en recibir más capital, detrás de Italia. El norte de Europa no está muy por la labor de que se nos financie en estos momentos tachándonos de vagos y vividores mientras que ellos trabajan sin descanso, dándonos de bruces con tales afirmaciones y siendo conscientes de que «no conoces a tus vecinos hasta que hay una crisis». No tienen que perder de vista que esto les puede pasar a ellos mañana. Supone esto que tenemos que devolver más de 60.000 que unido a lo que ya debemos (100.000 millones) del último rescate del año 2012 nos coloca en una situación muy frágil y comprometida, donde aseguraba el ministro de entonces Guindos en el Congreso que, la crisis bancaria no costaría un euro al contribuyente. El mercado no se lo creyó y nosotros los ciudadanos, tampoco.
Ya llueve sobre mojado, así que andamos con la mosca detrás de la oreja. Si Europa nos ha vuelto a echar una mano millonaria es para que todos rememos en una misma dirección, por lo que no va a bastar con apretar a las pymes y al pueblo, por lo que se deben reducir gastos dentro del Congreso y del Senado.
«Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser grande o democracia». (Theodore Roosevelt 1558-1919)