La retórica, esa disciplina que utiliza el lenguaje como herramienta para persuadir, parece ser muy del agrado del candidato socialista empeñado como está en vender las bondades reales o imaginarias de la breve Delegada del Gobierno. Atribuir las mejoras en la cuestión fronteriza a la exclusiva acción de la Delegada no es solo un ejercicio de fantasía sino una calculada mentira. Simón el retorico olvida que “los atascamientos” de los que habla se redujeron gracias a la parcela de embolsamiento, una parcela que resulta ser un proyecto iniciado por el gobierno del Partido Popular y financiado por la Ciudad Autónoma.
El millón de euros que ha costado el acondicionamiento de esa parcela lo ha pagado esa Ciudad Autónoma del Partido Popular (que según el retórico no hace nada) y su mantenimiento sigue corriendo a cargo de ésta a través de la empresa pública local AMGEVICESA con un coste de 250.000 euros anuales. No conforme con atribuirse lo que otros han hecho en cuanto a los “atascamientos”, también se ha apuntado el plan de seguridad en Tarajal 2, un proyecto iniciado en el año 2014 sobre la base de una seguridad privada que le cuesta 600.000 euros anuales a la Ciudad Autónoma de Ceuta.
Es lo que tiene la retórica que igual puedes defender una cosa y la contraria porque para el retórico lo que importa es solo parecer convincente independientemente del contenido del discurso. Es más, cuando tras la declaraciones de Simón el retórico una persona que conoce de cerca la realidad fronteriza le ha afeado la atribución de lo que no le corresponde, nuestro retórico se ha excusado diciendo que era lo que le tocaba decir. Socialismo y retórica en estado puro.