En Ceuta hay Menores Extranjeros No Acompañados (popularmente conocidos como MENAs). Es palmario. Todos lo sabemos. Los vemos, diariamente. En cuanto se habla de MENAs hay dos corrientes de opinión en Ceuta: quien los ve como delincuentes salvajes merecedores de toda clase de medidas de represión (a cual menos civilizada), pues son los responsables de ciudadanos “de bien” no puedan caminar por su propia ciudad con tranquilidad (tesis adoptadas tanto por la ultraderecha más rancia como por el propio Gobierno de la Ciudad Autónoma); y quien los ve como menores en tierra extraña, necesitados de protección y seguridad y quien cree que la Ciudad desatiende sus obligaciones para con este colectivo, estigmatizándolos y convirtiéndolos poco menos que en monstruos desaprensivos.
Pero hoy no vengo a hablar de estas teorías. Hoy vengo a poner el foco en una problemática a la que no se presta la debida atención.
En Ceuta hay MENAs chicas. Niñas de entre, aproximadamente, 7 y 14 años, que deambulan por la ciudad. Estas chicas son blanco, y por tanto, víctimas, de actividades tan ilícitas como deleznables, tales como prostitución, trata y malos tratos. Estas chicas se encuentran en tierra hostil, a merced de desaprensivos que las utilizan, las vejan y las maltratan. Todo esto ocurre, en nuestra Ciudad, a escasos metros de nuestros hogares.
Estas niñas deberían tener las preocupaciones clásicas de su edad: los exámenes del colegio, los malentendidos con las amigas, ese chico que me gusta… Ésas son las cosas que les deberían preocupar. En cambio, están preocupadas por cuestiones que rasgan el alma de cualquiera que tenga conciencia y que no soporte ver sufrir a personas desamparadas: que se hombre no me pegue, que no me haga daño, que el dinero sea suficiente, que acabe esta tortura… Son niñas, merecen que les devuelvan su infancia.
El Partido Popular, que gobierna en Ceuta, dice estar desbordado por la problemática de los MENAs. El mismo partido que dice estar inmerso en la lucha contra la violencia de género, a pesar de que su presidente nacional niegue esta realidad, al tratar la violencia de género como violencia doméstica. Dicen que no se quedarán de brazos cruzados en las problemáticas que estén relacionadas con las mujeres. Sin embargo, no hacen nada por estas chicas.
Cuando se le ha preguntado al Gobierno ceutí por la construcción de un nuevo centro para este colectivo, la Consejera de este gobierno que se dice desbordado ha declarado que ahora mismo no es una prioridad. La prioridad es, o bien devolver a los MENAs con sus familias, o bien enviarlos a la Península (como si de un paquete se tratara). Y, mientras tanto, estos chicos y chicas siguen desamparados, deambulando por la ciudad, sin que nadie les preste la más mínima atención (salvo para culparlos de todos los males de la ciudad, claro).
La prioridad debería ser construir un centro en el que los MENAs pudieran estar bien atendidos, confortables, con las comodidades mínimas que cualquier persona debería poder disfrutar. Y también debería serlo contar con una plantilla de profesionales que pudiera educar y formar a estas personas, que además están en una edad en la que comienzan a desarrollar su personalidad y su forma de ver el mundo. Necesitan protección, formación y una red de apoyo social. Ni más ni menos que lo que hemos necesitado todas las personas a esa edad. Y ellos no lo tienen. Pero sí tienen unos tutores, que es la Ciudad Autónoma, que son los que deben velar por ellos, su educación, su seguridad y su futuro. Puede hacerlo, porque tiene recursos. Pero, parece ser, que tiene otras prioridades. Este es un problema en el que no se puede uno poner de perfil. Estas niñas merecen una actuación urgente, antes de que todo lo que están viviendo les rompa el alma, la infancia y les deje unas cicatrices imposibles de curar, que le acompañarán toda la vida. Merecen nuestra atención y, sobre todo, nuestra intervención. Devolvámosle su infancia.
Totalmente de acuerdo. Hay una realidad frente a la que la sociedad ceutí y la Administración están volviendo la cabeza. Los MENAs no dejan de ser niños y niñas que tienen las mismas necesidades que cualquier hijo de vecino. Hasta ahora la tónica ha sido aislarlos socialmente y estigmatizarlos. Al menos eso es lo que trasciende, ya que afortunadamente hay colectivos (esenciales en una ciudad como la nuestra) que trabajan con y para ellos. Esos chicos y esas chicas necesitan una protección paterna/materna que debe ejercer la Administración porque tienen unas necesidades afectivas y formativas que prácticamente están siendo obviadas. Y encima las chicas, con la realidad tan cruel que describes arriba, Alba, necesitan más apoyo si cabe que el resto. Pero no sólo es responsable la Administración, la sociedad (como tribu) tiene que ejercer también su «tutela» sobre estos menores y ofrecerles un espacio en el que se sientan cómodos y tengan posibilidades desarrollo personal.