Desde que comenzó la pandemia son muchas familias las que conocen el significado de pasar necesidades. Los ERTE no dan para sobrevivir y el miedo se ha instalado de forma perenne bajo el paraguas de la incertidumbre. Todo lo que está sucediendo deja al descubierto la incapacidad de la administración, con largas colas del hambre en Cáritas, Cruz Roja y las ONG. Son muchos los que están perdiendo sus casas y los desalojos están a la orden del día. Familias como la de Sandra o la de Miriam. Para el sistema estas personas son solo «casos» pero el resto vemos personas sufrir. Todos tienen hijos a los que alimentar y dar una vida digna, ellos no entienden porqué sus padres lloran, porqué los echan de sus casas. Están totalmente olvidados y desprotegidos por la administración, solo han encontrado consuelo en la gente de la calle.
La odisea que se vive en Ceuta para estar empadronado es tremenda, el papeleo es inagotable y se demora en el tiempo hasta desquiciar a la gente. Y si no lo estás no te corresponde nada, por lo que la gente que no ha podido pagar el alquiler se ve en la calle sin derecho a solicitar cualquier ayuda, como le ha pasado a José María que malvive en su coche desde hace dos meses. Se alimenta gracias a la solidaridad de los vecinos de la zona y a Cáritas. Él solo pide un techo, una cama donde poder dormir y comida.
¿Por qué no reciben ayuda estas personas? Y que no me vengan a decir que reciben 300 euros algunos de ellos. ¿Quién vive con esa miseria? Sabemos que hay viviendas de protección oficial que están ocupadas por gente con rentas muy altas y lo peor es que la clase política de la Ciudad es consciente de esto pero mira hacia otro lado. ¿Por qué? Si eres amiguita sí pero si eres un ciudadano normal y corriente no. Me daría vergüenza ir luego vestido de traje por los barrios pidiendo el voto, barrios que hoy están abandonados y olvidados que tienen los mismos problemas de siempre.
Es un drama todo lo que vemos en Ceuta. Se ha normalizado ver a la gente pasar calamidades. Dan ganas de llorar de la impotencia, mientras ellos acuden, porque los cobran claro, y muy bien además, a los Plenos dos veces por semana a discutir la mayoría de las veces lo que a ningún ceutí le importa, hacen su teatrillo mientras en la calle se vive una realidad que nada tiene que ver con lo que esta clase trata desde su silla.
Al sistema público le viene grande todo y encima le sumamos el gran problema de las personas que se han quedado en la Ciudad que vagan por las calles sin saber adónde ir y lo peor de todo esto es que quien padece las incompetencias y las pésimas gestiones de los que mandan es como siempre, la gente. Los robos que se dan a diario no los sufren ellos, sino los vecinos que ya están hartos de trajes y corbatas, lo que necesitan es que alguien se ponga el mono de trabajo y actúe solucionando problemas reales, dejando a un lado las payasadas de siempre. Orden a partir del caos.