Esta mañana ha continuado el juicio por abusos sexuales en el entorno del colegio San Agustín y han declarado más ex alumnos de los que el acusado tenía fotografías íntimas. Todos dicen que tenían relación de amistad con su profesor y uno ha reconocido que le pedía fotos y le regaló unos calzoncillos
El juicio que se sigue contra el ex profesor del San Agustín, que se enfrenta a más de 50 años de prisión por delitos sexuales con menores, ha continuado este martes con la declaración de varios de los jóvenes que aparecían en las fotografías, muchas pornográficas, hechas cuando eran menores de edad y alumnos del acusado. Varios han reconocido que el acusado les hacía las fotos, uno ha dicho también que se las pedía y que le regaló unos calzoncillos
El primer chaval, ya mayor de edad, tenía 15 años cuando sucedieron los hechos que se juzgan y ha declarado que tienen una relación de amistad desde que lo conoció de la cofradía de Las Penas y obtuvo el teléfono del acusado para hacerse ‘hermano’. Las conversaciones que mantenían con él, que también era su profesor cuando estaba en la ESO, dice que eran de amigos aunque se utilizaran expresiones como “te quiero”, “eres mi amor” o “cariño”.
Este testigo, a diferencia de otros que mantenían el mismo discurso, ha reconocido que las fotos se las realizaba A.D.B. (el acusado) cuando iban, el grupo de amigos, con él al Parador o a otros lugares a los que le invitaba como su casa. Aunque luego se ha contradicho porque “no recuerda” que le hiciera algunas fotos concretas, “y si lo hizo fue con consentimiento”. También ha declarado que entró en el vestuario de los alumnos “en un par de ocasiones” porque “tenía que hacerlo”.
Sobre las fotos que él le enviaba cuando era menor, asegura que se las enviaba como a cualquier amigo y que nunca le hizo ningún regalo. Preguntado por cuando el acusado, que recordemos era su profesor y con una gran diferencia de edad, le decía cosas como “que no se pase que me pongo celoso” y le mandaba emoticono, dice que “era normal en su entorno de amigos”. El acusado tenía ese tipo de expresiones con los “más cercanos”.
En su declaración, se ha referido a que como otros testigos han dicho “que es como un familiar” que se consideraba “como un abuelo”. Lo que ha hecho saltar las alarmas de los jueces del tribunal de la Audiencia, porque este joven ya sabía lo que habían dicho otros testigos, aunque posteriormente lo ha negado, diciendo que no han acordado entre ellos qué decir (aunque sean declaraciones idénticas) y que “simplemente es la verdad”.
Este también ha reconocido haberle hecho algún masaje, aunque asegura que el que era su profesor a él nunca le ha hecho masajes ni depilado. Y ha dicho que tras la denuncia, se distanciaron, aunque “seguía teniendo relación con él pero no la misma que antes”.
La Defensa busca restar veracidad al denunciante
La defensa le ha preguntado al testigo sobre el joven denunciante, el que explicó con detalle el modus operandi del acusado, con el objetivo de quitarle veracidad a su testimonio al decir que “no era un chico tímido” y que había fotos suyas sin camiseta en las redes sociales, por lo que eran fotos “normales”.
“Jamás” se ha sentido incómodo con A.D.B., ha dicho este quinto joven. “Con 14 o 15 años ya sabía de todo”, declaraba para insistir en la idea de que no abusó de él ni nada de lo que está acusado.
La relación de amistad
Todos los alumnos que mantienen la misma versión han dicho literalmente lo mismo: tenían una relación de amistad. El segundo en declarar hoy ha contado que lo conoció en el colegio de los Agustinos, fue su profesor en la ESO, al principio una relación profesor-alumno y cuando se “fueron conociendo, una relación de amistad”. Dice que la relación más estrecha fue cuando dejó de ser su profesor.
“Él me pedía fotografías y yo se las enviaba”, y el acusado le dijo que le regalaba unos calzoncillos y “lo hizo”, pero “no llegó a probárselos con él delante” y que “no recuerda haberle enviado fotos sin calzoncillos, aunque sí con camisetas”. El tribunal le ha llamado la atención y advertido que mentir constituye un delito, porque recuerda unas fotos sí y otras no, enseñándole las fotos sexuales que aparecen en el sumario y reconociendo ser él.
También ha admitido que el acusado le realizó fotografías en su casa, “¿por qué? porque a lo mejor yo se las pedía”, ha dicho. Dice que se sentía cómodo y que le realizó al acusado masajes “alguna vez en el laboratorio del colegio”, pero no al revés.
La cofradía de Las Penas, un espacio común
El tercer joven en declarar también fue su alumno. “Lo conoció en el colegio y después de la cofradía”, ha dicho. La mayoría de los jóvenes formaban parte de la cofradía de Las Penas, como el acusado, bien antes o después de conocerlo, siendo un espacio común en que desarrollaron confianza además de la relación como profesor.
Durante el interrogatorio la fiscal le ha recordado las conversaciones que mantenía, con 13 años y con su profesor, hablando sobre relaciones sexuales, masajes o masturbaciones. El joven dice que no las recuerda y que se lo contaba como a cualquier amigo, no como profesor. También ha reconocido que le hizo masajes al acusado, pero no al revés. Este niega que el acusado le hiciera fotos, que se las hacía él mismo. Sí dice que le invitaba algunas veces a comer a su casa.