En la nueva Ejecutiva Federal del PSOE, Pedro Sánchez ha optado por la continuidad al ratificar a María Jesús Montero como vicesecretaria general y a Santos Cerdán como secretario de Organización. Ambos mantendrán sus posiciones en el equipo de dirección, que celebrará su primera reunión este domingo tras el 41º Congreso Federal.
Apoyo a figuras clave pese a las críticas
La decisión de Sánchez no ha sorprendido, ya que la continuidad de Montero y Cerdán se daba prácticamente por segura en los días previos al cónclave. Sin embargo, esta elección llega en un contexto de desgaste para ambos dirigentes.
Cerdán, quien asumió el cargo tras la destitución de José Luis Ábalos en 2021, ha sido cuestionado por una reciente acusación del empresario Víctor de Aldama, quien asegura que recibió 15.000 euros en efectivo como comisión, algo que Cerdán niega categóricamente. A pesar de esta polémica, Montero elogió su trabajo al inicio del Congreso y expresó su deseo de que continúe en el cargo «por muchos años».
Por su parte, Montero, también vicepresidenta primera del Gobierno, enfrenta críticas por su gestión reciente, marcada por las dificultades en la negociación de la senda de estabilidad y la reforma fiscal. La primera sigue sin resolverse, mientras que la segunda fue aprobada por estrecho margen, debido a concesiones contradictorias a los socios independentistas de izquierda y derecha.
Cambios en la Ejecutiva
Aunque Sánchez ha optado por la continuidad en puestos clave, ha sorprendido la salida de Ana Redondo, ministra de Igualdad, quien no formará parte de la nueva Ejecutiva. En su lugar, la Secretaría de Igualdad será asumida por Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, en reconocimiento a su gestión durante la DANA.
La portavoz del partido, Esther Peña, también mantiene su puesto, a pesar de rumores que apuntaban a su sustitución, al igual que la presidenta del partido, Cristina Narbona, que seguirá en la dirección del PSOE.
Un equipo en busca de estabilidad
Con estos movimientos, Sánchez busca consolidar un equipo de dirección que le permita afrontar los retos internos del partido y los desafíos externos del Gobierno en un periodo políticamente complejo. Sin embargo, las decisiones han dejado tanto apoyos como críticas, reflejo de las tensiones internas en el PSOE.