Cuando se van a cumplir dos meses de la carta que Pedro Sánchez envió a Mohamed VI en la que reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara, los pasos fronterizos terrestres con Ceuta y Melilla aún siguen cerrados
Este era uno de los principales asuntos que se debían solucionar con Rabat, pero ni la misiva ni la posterior visita de Sánchez al rey alauí parecen haberlo conseguido. Y ahora, la crisis de Pegasus complica la situación aún más y pone en peligro el plan del Gobierno de distensión con Marruecos.
En un principio, Marruecos comunicó a los responsables de Interior que tenía la intención de abrir los pasos fronterizos el 14 de abril, pero se ha ido retrasando y sigue sin saberse cuándo se producirá. El último decreto de prórroga de cierre de las fronteras españolas expira el próximo 15 de mayo, una fecha que, sin embargo, no concuerda con la de la parte marroquí, que la traslada al 31 de mayo.
Lo cierto es que los dos países mantienen diferencias desde hace semanas sobre las condiciones de reapertura. El principal escollo técnico en estos momentos es que Madrid, en concreto el Ministerio de Exteriores, quiere que la reanudación del tráfico de viajeros entre ambos países vaya acompañada de la reapertura de la aduana comercial de Melilla, cerrada unilateralmente por Marruecos en 2018, y la creación de una en Ceuta.
La frontera comercial en el paso ceutí del Tarajal es una petición expresa al Gobierno de España del presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas, que Sánchez trasladó a Mohamed VI en su viaje a Rabat y a la que el monarca se habría comprometido. «Las mercancías también van a circular con normalidad, en régimen de expedición comercial a través de los respectivos puestos aduaneros», explicó Sánchez en una comparecencia en Rabat.
Pero la reivindicación de Vivas va más allá de la implantación de una aduana comercial. El presidente de Ceuta defiende también la finalización de la exención al tratado de Schengen como una de las soluciones para atenuar la presión migratoria por parte de ciudadanos marroquíes en la ciudad. En efecto, incluir a Ceuta dentro de la libre circulación de la UE haría que la frontera europea se trasladara al Tarajal y obligaría a que la entrada en Ceuta de ciudadanos marroquíes tuviera que hacerse mediante visado. Hasta el cierre en 2020, las personas residentes en las provincias de Tetuán y Nador no necesitaban visado para acceder a las dos ciudades autónomas.
Marruecos siempre se ha opuesto a terminar con esta excepción de Schengen, ya que la entrada de Ceuta y Melilla en la libre circulación europea sería un reconocimiento explícito por parte de Rabat de la soberanía española sobre las ciudades. Habrá que ver qué ocurre tras el giro de España con el Sáhara, pero por el momento no hay ningún movimiento en ese sentido.
Tampoco ha habido acuerdo todavía sobre qué pasará con los trabajadores transfronterizos que España quería incluir en una primera fase de vuelta a la normalidad y que Marruecos no ha aceptado del todo.
A todos estos problemas técnicos, ahora se ha sumado la crisis de Pegasus, que implica a Marruecos como principal sospechoso de haber utilizado el software espía. Según fuentes bien informadas, podría darse un cambio de opinión en Rabat que ponga en peligro el acuerdo de apertura inminente de las fronteras. El propio ministro de Exteriores, José Manuel Albares, sólo se ha comprometido recientemente a que «en verano» se abrirán las fronteras de manera «ordenada y gradual».
Dichas fuentes confirman que el caso del espionaje con Pegasus a Pedro Sánchez y a la ministra de Defensa, producido en los días de la entrada masiva de personas a Ceuta alentada por Rabat y del que Marruecos es sospechoso –aunque el Gobierno se ha cuidado de no citarlo expresamente– no ha sentado nada bien en el país vecino.
La primera prueba de la nueva relación fronteriza se producirá con seguridad en la Operación Paso del Estrecho de este verano. Un funcionario conocedor de la realidad fronteriza consultado por este periódico advierte que la activación de la Operación debería supeditarse a mejores controles. Opina que la situación en Ceuta debe ser equiparable a la del aeropuerto de Barajas en Madrid, y que los pasajeros de los vehículos estén obligados a apearse y ser identificados para poder cruzar a España, porque, según apunta, debería prevalecer la seguridad y el control frente a la fluidez de la frontera. Anular la excepción Schengen puede ser la solución al reducir el tráfico de personas y vehículos que pretenden entrar en territorio español.
La subsecretaria de Interior, Isabel Goicoechea, y el director de Migración y Vigilancia de Fronteras de Marruecos, Khalid Zerouali, presidieron el jueves en Rabat la reunión de la Comisión Mixta Hispano-Marroquí. Los dispositivos para garantizar el desarrollo de la Operación Paso del Estrecho de 2022 serán similares a los establecidos en la de 2019. Según informó Efe, Marruecos no pondría impedimentos a que pase por Ceuta y Melilla.