La odisea de una ciudadana que durante siete horas se tuvo que hacer cargo de los cachorros, pone en evidencia un protocolo con numerosas carencias e insuficiente para atender a los numerosos animales callejeros de la ciudad, ya que únicamente recoge a Perros Potencialmente Peligrosos (PPP) y animales accidentados
La aparición de dos cachorros abandonados en el monte ha puesto en evidencia los protocolos de la Ciudad en materia de recogida de animales, un protocolo que llevó a que la persona que intentaba encontrar una solución a este problema pasara siete horas llamando a distintas puertas sin que nadie le ofreciera una solución.
Los cachorros, de unos cuatro o cinco meses de vida, fueron localizados en el monte, posiblemente abandonados por alguien tras una camada indeseada. Una animalista ceutí, Raquel Ruiz, se hizo cargo de ellos confiando en que fueran acogidos por la Protectora de Animales o bien por la Perrera Municipal. Pero todo fue en vano. Los esfuerzos de esta ciudadana por encontrar acogida para estos dos cachorros chocaron una y otra vez con el protocolo de recogida impuesto por la Ciudad. «Llamamos al 112 y nos pasaron con recogida de animales, pero no podían hacer nada porque el encargado no cogía el teléfono y sin permiso no pueden actuar. Además, lo más grave es que si los perros no están heridos o son potencialmente peligrosos no los recogen».
Con una Perrera cuyos responsables aseguran estar saturados, según informaron a Raquel y una Protectora que por protocolo no acoge animales, esta voluntaria animalista optó por acudir a la Policía Local. «Fui allí con los dos perros y tampoco pudieron ayudarnos. Me confirmaron lo que ya me habían dicho antes, que la recogida de animales se limita a los PPP (Perros Potencialmente Peligrosos) o accidentados. Me parece increíble que el protocolo se limite a eso únicamente, habría que ampliar la recogida de animales porque ¿qué ocurre si te encuentras en una situación como la que yo he vivido? La Ciudad se desentiende y es el ciudadano el que se tiene que buscar la vida«, se lamenta.
Ante la falta de ayuda, finalmente Raquel se vio obligada a dejar los perros en un lugar seguro, con agua y comida, a la espera de buscar una solución mejor. «Por lo menos los tenía que quitar de la carretera y los dejé en unos palés, pero cuando fuimos al día siguiente, habían desaparecido y no estaban por la zona».
Tras varias horas de búsqueda, Raquel ha conocido que los cachorros se encuentran con una pareja a la que ahora están intentando localizar para conocer el estado de los animales y buscarles un hogar donde puedan olvidar su experiencia callejera. Mientras, esta ciudadana lamenta que la ayuda recibida por la Ciudad «es cero, solo me han dado largas y no ponen soluciones para una Perrera que está desbordada y una Protectora en la que no habilitan más espacio para que puedan acoger animales».
Consecuencias que al final pagan los más indefensos: los animales.