La Plataforma social, cultural, religiosa y vecinal de la comunidad musulmana de Ceuta ha emitido un comunicado de prensa en el que expresan, tras el encuentro mantenido en la noche de este martes, que esperarán al pronunciamiento definitivo del Gobierno de la Ciudad y a la creación de un protocolo «satisfactorio» que calme «la situación de malestar generada y que no cause más crispación»
La Plataforma social, cultural, religiosa y vecinal de la comunidad musulmana de Ceuta celebró en la noche de este martes la tercera reunión «de carácter urgente» a la que asistieron exclusivamente los colectivos que forman parte de la misma.
Tras la celebración del encuentro, una conclusión unánime: esperarán a un «pronunciamiento definitivo» del Gobierno local y a a la creación de un protocolo sanitario «satisfactorio» para la comunidad musulmana y que «calme la crispación». Así lo han expresado en un comunicado emitido a la finalización de la misma en el que señalan que «todos los miembros del colectivo social que forman está plataforma, han llegado a la conclusión unánime de esperar el pronunciamiento definitivo del Gobierno de la ciudad, respecto a un protocolo viable para la tradicional celebración de la Pascua del Sacrificio el ‘Eid Al-Adha’”.
Es la sexta vez que se reúne esta plataforma en apenas dos semanas, a tres de ellas asistieron miembros del Gobierno de la Ciudad, pero en ninguna se ha llegado a acuerdo definitivo. Según explican en el comunicado, esperan que de acuerdo a la situación sanitaria actual de la ciudad, sea creado «un protocolo satisfactorio para la Comunidad Musulmana, que llame a calmar la situación de malestar generada en la misma y no causar más crispación de la que ya existe entre los más de 35.000 conciudadanos es de esta comunidad».
Vuelvo a insistir en que las sociedades actuales que se están formando –las multirreligiosas, multiétnicas, multiculturales y multirraciales– son una bomba de relojeria. Estas sociedades actuales se están formando por la agregación de comunidades en todo diferentes a las autóctonas. Esas sociedades multiheterogéneas son un laberinto y encontrar la salida se convierte en una heroicidad. Las sociedades actuales serán cada vez más conflictivas tanto en cuanto vaya en aumento el número demográfico de las comunidades más intolerantes asentadas en el espacio europeo. El aumento de su peso demográfico las hacen cada vez más intolerantes y exigentes. Esa intolerancia que muestran hace que la sociedad sea inestable, conflictiva y de difícil gestión. Sus miembros siempre se sentirán dañados, heridos, concernidos y harán del victimismo una bandera.
La sociedad ceutí va por ese camino. No es preciso leer con mucho detenimiento el comunicado de prensa que la Plataforma de la comunidad musulmana ha emitido. Basta con fijar la atención en los entrecomillados, saltan a la vista. «Esperarán a un pronunciamiento definitivo del Gobierno local y a la creación de un protocolo sanitario «satisfactorio» para la comunidad musulmana y que «calme la crispación». Obsérvese el párrafo: «(…) y no causar más crispación de la que ya existe entre los más de 35.000 ciudadanos de esta comunidad». ¿Y si el protocolo sanitario no es ‘satisfactorio’ para la comunidad musulmana? Otra vez sacando a relucir el peso demográfico de la comunidad musulmana, esta Plataforma los cifra en «más de 35.000» y Mohamed Alí en «más de 40.000». ¿Qué finalidad les mueve a alardear del peso demografico cada vez mayor de la comunidad musulmana? ¿Hay algo críptico en ello?
Allá por 2015, los colectivos musulmanes llevaron a la Asamblea ceuti «una moción contra la islamofobia». Nada se dijo en aquel entonces de cristianofobia ni judeofobia, solo de «islamofobia». Los demás colectvos de aquella Asamblea entraron al trapo de los colectivos musulmanes sin hacer ninguna objeción: se plegaron y agacharon la testuz. Lo dicho, el victimismo de la comunidad musulmana es proverbial, siempre se siente concernida y dañada. Ya se habia olvidado que a parte de la iglesia de San José se le prendió fuego, que la policía intervino para evitar que la sinagoga fuera apedreada, que varios coches de la policía se apostaran a las puertas de la Catedral, que la imagen de la Virgen situada en una urna en las inmediaciones de la entrada de la barriada del Sarchal fuera incendiada, y el presidente de la citada barriada tuvo que colocarla en la fachada de su casa, en el interior de la barriada. ¿Cristianofobia? ¿Judeofobia? De ningún modo. Tan solo se llevó una moción sobre islamofobia.
Me temo que esta sociedad ceutí va camino de ser de difícil gestión, de ser una sociedad fracasada, y temerosa del futuro que le espera. En un par de generaciones, Ceuta podría convertirse en una prolongación, en un apéndice de Marruecos. Recuérdese el adagio: cuando una población disminuye lo hace también su cultura, y, al contrario, cuando una población aumenta aumenta su cultura.
Espero que el alcalde Vivas sepa estar en su sitio y sepa defender que la prioridad de los ceutíes es la salud y, en modo alguno, celebrar una fiesta religiosa, que puede dar lugar a un contagio épico. Espero, asimismo, que el alcalde Vivas no se deje amedrentar, como otras veces, por comunicados de esta guisa que la comunidad musulmana ha evacuado, parece que con ánimo de amilanar al alcalde, que se debe a todos los ceuties, no solo a los de religión musulmana.
Mucha verborrea para plasmar el sentimiento de rechazo y miedo al aumento de la población de religión musulmana. Los musulmanes no se sienten victimas porque sí, es debido al sufrimiento durante años de la idea que en realidad no son españoles como el resto, por su apellido o sus costumbres diferentes. En esta ciudad que se da golpes de pecho, y pasea por el resto del territorio nacional su multiculturalidad y respeto hacia las diferentes etnias que la componen, se esconde la verdadera naturaleza de muchas de sus gentes; un perfil intolerante y asustado por la realidad, que de forma inoxerable avanza y se convierte en un hecho. La imagen de antaño de individuo servil, callado e inculto que se tenía de este colectivo, ya no se ajusta en la actualidad y eso deriva en un sentimiento de miedo al romperse los esquemas establecidos sobre el lugar que debe ocupar en nuestra sociedad, y si le sumamos su crecimiento demográfico, que por otro lado es proporcional al resto de colectivos, se genera cierta comezón desagradable ante la incertidumbre de saber hasta donde pueden llegar en sus reivindicaciones. ¡¡¡Pues nos han salido protestones y parecían tontos cuando los compramos!!! sería el sentimiento de una parte de la ciudadanía que se creía con superioridad ante el resto de colectivos, que los tolera siempre y cuando no hagan mucho ruido, pasen desapercibidos y no se hagan notar mucho. Pero claro resulta que este país, el nuestro aunque intenten negarlo, resulta que ampara los derechos de todos los colectivos y su derecho a defender sus reivindicaciones por mucho que les escueza a los intolerantes disfrazados, que van jactándose de «tener amigos musulmanes» y que solo esconden su rechazo con una capa de buenismo. Seguiremos quejándonos de todo lo que no nos gusta y exigiendo todo aquello que la ley y el estado de derecho nos otorgue como españoles y al que no le guste pues la frontera la tienen al lado, siempre puede irse a otro país que les agrade más y donde pueda conseguir para sí, ese sentimiento que tanto desea para otrosotros.
El Islam no es una etnia ni una raza, es una ideología con múltiples vertientes. Por desgracia, las más intolerantes son las que hacen más ruido y más publicidad con el objetivo de agrupar a toda una comunidad que no se siente necesariamente representada por esas voces altisonantes. Para empezar, porque discriminan al tiempo que se dicen víctimas. Si las supuestas víctimas consideran que las mujeres, a diferencia de los hombres, no se pueden casar con personas de otra religión, reciben la mitad de la herencia, deben llegar vírgenes al matrimonio, no pueden tener varios esposos, estonces pecan de crasa discriminación de género. Ni hablemos de lo que consideran de los politeístas, agnósticos, apóstatas o miembros de minorías religiosas. Para seguir, denuncian el imperialismo israelí pero callan el imperialismo turco o marroquí, o todas las leyes contra la libertad de culto y de expresión sancionadas en la mayor parte de los países de mayoría musulmana. Esos pobres países en los que se encuentran algunos de los más ricos del mundo.
En Naciones Unidas conforman uno de los bloques mayoritarios, conocido por haber rechazado, despues de haber dado su aprobación, una declaración no universal de los derechos humanos en los que el Islam tiene la primacía universal. Por lo tanto, las mujeres y los no musulmanes tienen menos derechos, La primer víctima de este cuerpo legal es la mujer musulmana, que como es mujer es menos importante que un contrato con los ricos países del golfo o con el vecino reino de Marruecos.