Alejandra Salmerón y Roberto Rodríguez, componentes de la Unidad de Participación Ciudadana de la Policía Nacional de Ceuta, imparten charlas de seguridad en los colegios ceutíes a pequeños a partir de 5 años para enseñarles herramientas de defensa y a diferenciar situaciones de peligro o secretos buenos y secretos malos.
Tras el infanticidio el pasado jueves de un niño de 9 años en una localidad de Logroño, los agentes de las Fuerzas y Seguridad del Estado destacan la importancia de esta labor y enseñar a los más pequeños algunas claves en materia de seguridad, insistiendo en el papel fundamental de las familias para transmitir de igual modo estos conocimientos.
Se trata de unas charlas informativas en las que buscan fijar contenidos ante peligros, amenazas reales o actuaciones comunes como la pérdida del menor. En ellas explican qué debemos hacer ante un desconocido y ayudan a diferenciar los secretos buenos de los malos, buscando soluciones directas para cada caso.
Desde la Unidad de Participación Ciudadana lleváis toda la semana impartiendo charlas en los centros educativos a niños a partir de 5 años. ¿Cuál es el contenido de estas charlas?
Sí, esta semana hemos empezado con las charlas de seguridad a niños de 5 años y hasta 7 años en el Colegio San Agustín y ha sido todo un éxito. Este año por el tema de la pandemia vamos citando a todos los colegios y cuando terminamos con uno comenzamos con el otro, que posteriormente será el Colegio de la Inmaculada.
En las charlas comenzamos explicando quien es la Policía, qué hace y qué unidades tiene. A continuación, hablamos con ellos de medidas de seguridad. Qué deben de hacer en caso de que se pierdan, si tienen una situación cómo deben solucionarla, siempre con lenguaje adaptado a los más pequeños.
Sobre todo, utilizamos imágenes. La misma persona con una cara buena y una cara mala. Poniendo un ejemplo de alguien que por ejemplo nos quiere enseñar a su perrito y sin embargo puede ser mala persona. Les decimos que ante desconocidos no se deben aceptar chucherías, juguetes, ni ir a ningún lado con ellos.
Esta misma semana han asesinado a un niño en Logroño. Por eso es muy importante nuestra labor ahora mismo y centrarnos en los más pequeños. Transmitirles que cuando se pierdan no caminen, que griten si un adulto desconocido les coge, o si les tapan la boca qué deben hacer, cómo utilizar la habilidad de nuestros cuerpos.
Además, incluimos en caso de que una persona malintencionada quiera hacer algo que ellos no quieren hacer cómo deben reaccionar. Para ello nos centramos en el ‘Club de los Secretos’, donde diferenciamos entre los secretos buenos y los secretos malos. Les explicamos qué hay que hacer con los secretos malos, siendo lo más importante contarlo a un adulto.
¿A qué os referís con secretos buenos y secretos malos?
Los secretos malos son todos los que hagan sentir mal a ese niño. “Me siento solo, nadie me escucha, estoy viendo agresiones…” Si a mí me duele ese sentimiento o esa acción es porque es malo, si me causa alegría o sorpresa es porque es bueno.
Esta actividad va destinada a evitar la violencia contra el menor. Muchas veces les dicen que no digan nada, pero tienen que contarlo y no guardar esos secretos. El objetivo es evitar cualquier violencia y cualquier tipo de agresión que se pueda dar en el ámbito del menor.
Y cuando habláis de esto, ¿lo entienden? ¿alguno ha reaccionado contando alguno de estos secretos malos?
Lo han entendido perfectamente y de hecho algún niño sí que ha contado alguna situación no recomendable para un niño. Lo que intentamos ahora es hacer un seguimiento y hablar con los padres para que tenga el conocimiento de que esa no es la actitud delante de un menor.
Para los padres y madres, porque las charlas van para niños pero esta entrevista la leerán sus familias, ¿cómo pueden detectar que sus hijos están en una situación de peligro?
Lo primero es el cambio de conducta. Conocen a sus hijos y cuando está ocurriendo algo malo se nota. En el carácter, cambian radicalmente de conducta, no hablan o están tristes. Los niños son muy transparentes, no como los adultos que igual saben ocultar las emociones.
La clave es la comunicación con sus hijos y la atención. Estar pendientes de sus hijos y que no queden apartados con la televisión o los juegos, la atención es fundamental. Aunque les parezcan muy pequeños el riesgo está ahí para todos, da igual la edad. Debemos enseñar a nuestros hijos a saber los medios que tienen a su alcance, incluyendo su cuerpo.
Sé que a veces queda muy poco tiempo pero tenemos que dedicar al día un poquito a escucharles, para que ellos tengan la confianza suficiente para que cuando tengan un secreto malo o una cosa que tengan necesidad de contar tengan a sus padres.
Una vez lo detecten, ¿qué pueden hacer? ¿con qué recursos cuentan?
Deben hablar con el niño, con el colegio y pueden comunicarlo al pediatra para que se analice la situación. Por supuesto la Policía estamos para escuchar todos esos secretos y nos sentaríamos con él, a dialogar e intentar sacar eso que lleva dentro. Si no lo cuentan no podemos adivinarlo. Los padres son la clave.
Cuando les hablamos de estos secretos va orientados sobre todo a eso, a que sepan que tienen que contarlo y que no se guarden las cosas malas.
Entre las herramientas que enseñáis a los niños frente a posibles está de la enseñar el número de Emergencias, 112, pero tan pequeños no tendrán ni teléfonos…
Pero siempre tienen alcance a uno y saben utilizarlos. Actualmente para cualquier emergencia, no solo por agresiones que puedan sufrir, si por ejemplo pasa algo con la mamá, el papá o el abuelo en casa. Les enseñamos con nemotécnica el 112 y todos se han quedado con ello, saben que ahí estamos nosotros. Les hemos explicado las situaciones de riesgo importantes y que tienen que llamar a ese número de teléfono. Porque las manos de un niño salvan vidas, nunca nos debemos olvidar.
Esta información debe partir también de sus padres. Algunos ya conocían el teléfono 112 porque lo han escuchado de sus padres y así debe ser por parte de todas las familias, enseñarles herramientas por si se ven en situaciones de peligro.
¿Hay interacción durante estas charlas? ¿Cuáles son las principales dudas e inquietudes de los más pequeños sobre lo que les contáis?
Siempre hay interacción. De hecho si no hay dinamismo y comunicación fluida no sería positiva, los niños se interesan y te cuentan. En 50 minutos somos capaces de que cuenten secretos buenos y algún secreto malo.
Para algunos el secreto malo es un sentimiento. Un ejemplo es una niña que se encontraba mal porque su perrito había fallecido, y les explicamos que eso no era un secreto malo que era un sentimiento porque ha querido y quiere a ese animal y lo entendió.
Otra niña cuando les pusimos imágenes de la Policía en la que aparecían con caballos los confundió con toros. Son momentos inolvidables y ya les quedó claro que los toros no trabajan con la Policía por lo menos por ahora.
Hablas de momentos inolvidables, ¿cómo está siendo la experiencia tanto para vosotros como para ellos?
Muy bonita y enriquecedora. Nosotros no damos solo las charlas, nos enriquecemos con lo que los niños cuentan. Ellos han salido contando a sus familias con pelos y detalles la charla, ha sido una fijación de contenidos increíble. Tampoco esperábamos que absorbieran de esa manera todos esos conocimientos. Es un orgullo que nuestros pequeños ya sepan manejar situaciones complicadas.
Están muy atentos entonces, ¿cuál es la reacción de los niños cuando ven a policías entrando en su clase?
Se quedan sorprendidos, es un cambio en su rutina diaria. Ahí es cuando les explicamos que somos amigos y que tienen que diferenciar que nosotros no somos ni el coco ni les vamos a reñir.
Es habitual cuando estamos en la calle ver a los padres que le dicen a sus hijos “ahí viene el policía, le voy a decir que te estás portando mal”, por lo que se crean una imagen negativa y una coraza. Les tenemos que decir que no les vamos a reñir y no les vamos a castigar, porque si no se crea un rechazo y si pasa algo o el niño se pierde en la calle no va acudir a la policía.
¿Un último mensaje que queráis mandar?
Que seguiremos haciendo todas las charlas que podamos, en espacial a estas edades, y a los padres que mucha fuerza para apoyar a sus hijos siempre, que creen esa confianza y que inculquen a los niños que la Policía no somos un extraño, que estamos para ayudarles y no para llevarles a la cárcel. La Policía está para ayudar y proteger y en especial a los más pequeños.
Habría que enseñar a la Policía Nacional a amañar y falsear atestados para presentar denuncias FALSAS. A saber:
– Atestado: 7401/20 de la UFAM
– Agente 98728: El Sr. Instructor, que no es capaz de certificar a qué hora dio comienzo el atestado. De la misma forma que certifica la anexión de unas fotografías con, supuestamente, mobiliario roto y que desaparecen del atestado, no se sabe si porque acabó retirándolas ó quizás porque directamente SE LO INVENTÓ.
– Agente 103761: El 2º Sr Instructor, ó el “Instructor Fantasma” que practica dos diligencias una hora antes de que el Sr. Instructor, 98728, iniciara el atestado.
– Agente 119600: El que firma, cuantas veces hagan falta, que él mató a Manolete.
– Fiscal Roy Bean, encarnación de Temis, paradigma de la imparcialidad y el brazo de la ley, el derecho, al sur del estrecho; porque yo soy así, y acuso de lo que me viene en gana.
Saludos cordiales.
PS: Debido a que los hechos anteriores han sido denunciados y convenientemente archivados por la justicia, se emplaza a cualquier persona víctima de un atestado y actuación fiscal similares contacte con quien escribe, o si necesitan cualquier documentación será facilitada gustosamente.