¡Qué por culo dan algunos con la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 sin haberla leído en su vida! ¿La ley Sharia es mejor? Todos los (im)pedimentos de moral religiosa actúan de yugo redentor. ¡Todos sin excepción! Valores humanos frente a jueces metafísicos sentados en el poltrón de su nube [cloud]. ¿Quiénes determinan nuestros valores? Apóstatas bajo la guillotina de Dios n(v)uestro señor.
Las adicciones transcienden la fe. ¿Hoy en día? La peor droga es el Capital – y no me refiero al libro de Marx-. Ese dios pagano al que adoran y prodigan los multimillonarios que ya encontraron su paraíso en la versión digital de nuestra física realidad. A estos [los megarricos] los podría entender -aunque los desprecio-, pero me cuesta bastante más razonar con esos fundamentalistas de la “moneda” que hacen campaña contra ellos mismos -las minorías de la inmensa mayoría-. Ciudadanos/clientes que al convertirse en electorado pactan con los (in)tolerantes cada cuatro años. ¡A pagar los favores en las urnas!
¿Qué queréis que os diga? La propaganda política se combina inevitablemente con el identitarismo, la intolerancia y el fundamentalismo étnico/religioso. ¿Objetivo? Mantener a la gente distraída mientras se desmantela su base de derechos -los que aparecen en la ya mencionada Declaración y unos cuantos más añadido a posteriori-. Resulta extremadamente sencillo plantar un árbol en mitad de la glorieta al que poder ladrar -y mear-. ¿Se preocupan por nuestros derechos cuando luchan por negar los de los demás? La lógica de “a mí no me lo harían” por la que todos nos llevamos un bofetón alguna vez en nuestra vida. Divide et impera. Julio César y Napoleón de copas y haciendo el Interrail.
¿Son los románticos unos ilusos y nostálgicos? ¿Hubo alguna vez una época dorada? ¿La habrá? En la pantalla de mi ordenador se repiten -como las migas de pan de este mediodía- noticias e imágenes de impunidad. La historia no tiene moraleja. Tan solo alimenta nuevas generaciones. ¿Hasta cuándo? ¡¡Boooom!!
Los pseudopolíticos se han convertido en artistas de bulevar. ¡Dejad que las chicas se acerquen a mí! [Hombres G]. Esa muchedumbre de chicas (a) (c)puestas dispuestas a cobrar los pecados de quienes las instan a desn(m)udarse tras el espejo. ¿Enrevesado? ¡Es lo que hay!
¿Quiénes son/somos los populistas? Fácil. Esas personas que cuentan con rehenes dentro de las oficinas de los bancos y las administraciones públicas. Bonnies y Clydes. Sin embargo, ¿qué importan mis monsergas en un mundo enfermo de Alzheimer se(co)lectivo? Lo importante es decorar los macizos muros que nos separan con flores que se riegan con la sangre que gotea de los que intentan traspasarlos sin permiso divino o político. ¿No te gustó esta imagen poética? Ramos de plástico a 3 euros en el chino de enfrente.