¿Cuáles son los problemas que marcan la necesidad de diferenciar el día de la infancia del día de la niña? Matrimonio infantil, embarazos a edades tempranas, mutilación genital, probabilidad mucho más elevada de caer en redes de trata con fines explotación sexual que los varones, violencia sexual (la mitad de las víctimas de agresiones sexuales son menores de 16 años), y un largo etcétera.
Suele ocurrir que cuando el sexo femenino reivindica algo sin contar con el masculino, es decir, sin pedir permiso, resuenen voces como cánticos de sirénidos odiseicos que nos atraen hacia el naufragio intelectual entre afiladas piedras de cuñadismo. Pero, por más conscientes que seamos de ello; por más clarividencia con la que anticipemos las consecuencias de guiarnos por esa atracción; y por más mástiles a los que nos hagamos atar, nuestras naves siempre ponen rumbo a su llamada. Y es que, confesémoslo, nos encanta escandalizar a estos seres mitológicos.
A medida que nos acercamos, se empiezan diferenciar las letras de estos cánticos que tantas veces nos han hecho encallar en la desesperación: «¿Y el día del hombre para cuando?», «Día Mundial de la Niña… ¿No se celebra ya el día de la infancia?» «El feminismo solo busca dividir, así no vamos a ninguna parte», «Ni machismo, ni feminismo, igualdad», el estribillo por excelencia…
Hoy es uno de esos días en que estos seres emergen de las profundidades del mar para alzar su trasnochada voz. Se celebra el Día Mundial de la Niña y os vamos a dar argumentos, a modo de tabla de salvación, por si os veis arrastrados/as por los sirénidos del inmovilismo. Repetimos que son tablas de salvación en caso de urgencia, no un arsenal para convencer a estos seres mitológicos. Pues esa tarea –convencer a quien se niega a admitir la realidad– sería un trabajo digno de la peregrinación hercúlea.
Origen del Día de la Niña
En 1954, la ONU estableció el 20 de noviembre como Día Universal del Niño, o por decirlo en lenguaje no sexista, de la Infancia. 35 años más tarde, en 1989, su Asamblea General aprobaba la Convención de los Derechos del Niño. Un documento éste inspirado en la Declaración de Ginebra sobre los Derechos del Niño de 1924, que redactó Eglantyne Jebb, activista social británica y pionera de los derechos de los menores, para cuya promoción fundó Save the Children en 1919. Mucho más tarde, en 2011, se establece que cada 11 de octubre se conmemore el Día Internacional de la Niña, cuyo objetivo es reconocer sus derechos y crear conciencia sobre su situación en todo el mundo, sus problemas y las dificultades que afrontan.
Tablas de salvación antinaufragio
¿Cuáles son estos problemas que marcan la necesidad de diferenciar el día de la infancia del día de la niña? La lista no es corta. Matrimonio infantil, cada dos segundos una niña es obligada a casarse con un hombre. Embarazos a edades tempranas y sus consecuentes riesgos para la salud. Mutilación genital, más de 30 millones de niñas en riesgo de sufrirla en los próximos 10 años. Probabilidad mucho más elevada de caer en redes de trata con fines explotación sexual que los varones. Prohibición de ir a la escuela en muchos países, ya sea taxativa o por tener la imposición de hacerse cargo de los cuidados familiares. La violencia sexual, las mujeres menores de 16 años representan la mitad de las víctimas total de agresiones sexuales e intentos de violación. Aborto selectivo, es decir, aborto impuesto. Por no hablar de la cosificación del cuerpo femenino, o de la hipersexualización de la infancia cuyo máximo exponente se da en niñas.
Problemas muy graves que solo sufre la mitad de la población no adulta -niñas-. Motivos más que suficientes para celebrar el Día Mundial de la Niña para decirle al mundo que la igualdad está aún muy lejos en el horizonte y que ponen de manifiesto que sí es necesario hacer una diferencia entre derechos de la infancia y derechos de la niña. Y es que, guste a los sirénidos o no, tener vagina supone enfrentarse a altas probabilidades de sufrir discriminación y explotación que no sufre quien nace con un pene.
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