La pasada semana, el 22 de noviembre fui galardonada con “Reconocimiento contra la violencia de género” concedido por el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad. Este premio puede ser interpretado como una palmada en la espalda del Gobierno hacia mi investigación, pero para mi fue mucho más.
Para mi el acto de la pasada semana donde asistía la Vicepresidenta del Gobierno y Ministra de Igualdad, Carmen Calvo; la Secretaria de Estado para la Igualdad, SoledadMurillo; la Directora del Instituto de la Mujer, la Directora del Observatorio contra la violencia de género y la Delegada contra la violencia de género; además de multitud de personalidades de la política y del asociacionismo, fue el marco perfecto para reivindicar la ausencia de medidas reales para erradicarlas violencias a las que son sometidas las mujeres porteadoras en la frontera sur.
Medidas reales y efectivas, no los parches que las autoridades políticas, principalmente ceutíes, han implementado tras algún altercado en la frontera como el caso dela zona de sombra en la puerta norte que únicamente estuvo operativa durante dos meses. A nivel personal y también desde la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) venimos reivindicando desde 2012 con la Declaración deTetuán, acciones efectivas a varios niveles de inmediatez y complejidad política. Desde las más sencillas de implantar como son la creación de baños públicos, áreas de descanso y fuentes de agua potable hasta más complejas, las cuales requieren de la colaboración de múltiples actores como sería crear protocolos de actuación para las fuerzas de seguridad de ambos países y la consideración de las mujeres porteadora como trabajadoras transfronterizas.
Sin embargo, en más de un lustro de lucha en la defensa de los derechos de las mujeres porteadoras los avances han sido más que escasos. Por ello, este reconocimiento tiene valor porque visibiliza la situación de las mujeres porteadoras entre los agentes que pueden generar un cambio y también para alentar a activistas sociales e investigadores sociales a seguir en la lucha con la finalidad de que los intereses económicos no se impongan sobre las vulneraciones de los derechos humanos de estas mujeres.