Trece jóvenes solicitantes de asilo, que residen en el CETI, continuan con la huelga de hambre que comenzaron el pasado viernes. Decidieron organizar esta protesta «pacífica» para pedir «igualdad» a la hora de establecer la selección para las salidas de Ceuta, conocidas como Laissez Passer. La mayoría de este grupo son refugiados políticos o por cuestiones de identidad sexual procedentes de Marruecos.
«Preferimos morir de hambre en España que ir a la cárcel en Marruecos«, explica a El Foro de Ceuta uno de los portavoces de estos trece jóvenes marroquíes que han solicitado asilo por persecución política o por persecución por su identidad sexual, y que han iniciado una huelga de hambre en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) para pedir que les incluyan en una de las listas que permiten a los residentes del centro salir a la Península.
Los trece son solicitantes de asilo, la mayoría de ellos vienen del norte de Marruecos huyendo, como otros tantos, de la persecución política o por identidad sexual y de la falta de oportunidades para labrarse un futuro digno en su propio país. Fue así como llegaron a Ceuta, para pedir asilo en España, comenzaron los trámites en la ciudad y les dieron la conocida tarjeta roja, un documento les otorga la condición de solicitantes de asilo y que les permite moverse libremente por todo el territorio español, excepto en Ceuta y Melilla. Los documentos que reciben los solicitantes en las ciudades autónomas incluye la frase “sólo válido en Ceuta y Melilla”. Sobre esta cuestión hay numerosas sentencias y autos de medidas cautelares que reconocen la libertad de circulación por todo el territorio nacional de los solicitantes de asilo, pero estas personas siguen sin poder salir de la ciudad.
Esta restricción en el derecho a la libre circulación por todo el país, supone que las ciudades españolas en el norte de África se conviertan en una especie de prisión, porque no pueden salir de ellas hasta que su expediente de asilo finaliza. En cambio, aquellas personas que lo solicitan en la Península pueden reagruparse con familiares y amigos hasta que consiguen el estatus de refugiados.
H.Q, A.J, M.I, Y.T, M.R, son las iniciales de cinco de los trece que han decidido ponerse en huelga de hambre para conseguir salir de Ceuta y terminar sus trámites en la Península. En las últimas semanas, desde que se decretase el estado de alarma, se han realizado dos salidas de personas migrantes residentes en el CETI hacia organizaciones de la Península. En la primera salieron 105 personas y en la segunda 37, de diversas nacionalidades, incluidos argelinos y subsaharianos. El centro acoge a día de hoy a 468 residentes según datos aportados por la Delegación del Gobierno y su capacidad asciende hasta las 512 personas.
Cinco días en huelga de hambre
Comenzaron su huelga de hambre el pasado viernes, desde entonces han pasado cinco días y uno de los portavoces denuncia que en la mañana de este miércoles han ido a la enfermería porque comienzan a encontrarse «flojos y débiles», pero que un trabajador del CETI les dijo que sólo aceptaban «casos urgentes» y que tienen órdenes de «no hacernos ni análisis ni nada hasta que nos desmayemos». «Ahora tenemos poca energía y notamos los cuerpos débiles», explica lamentando que este trabajador les ha dicho que «mejor tendrías que comer, porque no vais a conseguir nada, porque os van a quitar las tarjetas rojas y os mandarán a Marruecos». Además, aseguran que les ha dicho que «aunque muráis nadie os va echar cuenta».
«En el CETI la mayoría de gente -residentes y trabajadores- piensan que estamos aquí por gusto, pero estamos aquí porque uno tiene su causa y no podemos volver a Marruecos porque nos espera cárcel y preferimos morir aquí a pasar un día en los cárceles de Marruecos».
En busca y captura
H.Q. tiene a su pareja en Sevilla y «es la única familia que me queda en esta vida». Llevan separados seis años, aunque ella ha venido varias veces a Ceuta para poder verle e incluso ha llegado a trabajar en la ciudad, pero relata que «en Extranjería le dijeron que aquí en Ceuta es complicado hasta para tener el empadronamiento y que tenía que volver a Sevilla». H.Q. y su pareja española están casados por el rito musulmán, pero él explica que no puede vivir en Marruecos porque «mi propio hermano se ha quedado con todas mi pertenencias y las ha puesto a su nombre, me puso una denuncia y ahora estoy en busca y captura», además asegura que su hermano ha comprado a la policía marroquí con su propio dinero.
Estan en ceuta , por que les da la gana , la mayoria de ellos dicen ser gays , y no lo son y lo hacen para poder obtener el pase a la peninsula , El cuento del gato y el raton ya nos lo sabemos de memoria… Toman a la ciudadania por jilipoyas esto es otro tema igual que el de los mena , todos tienen familia y dicen ser menores no acompañados , bamos para mear y no echar ni gota .. hasta cuando se vana reir del pueblo pefffff .