La mujer encargada de dar el pregón de Carnaval de este año, María Dolores García, que trabaja como Técnico Intermedio en la Biblioteca Pública, atendía esta mañana a El Foro de Ceuta. Como mañana es 8 de marzo, le preguntamos si su pregón iba a tener algún tinte feminista y nos comentó que sí. Ahora podemos confirmar que no se trataba de ningún farol. Ha sido un pregón valiente, reivindicativo y, sí, feminista, sobretodo feminista.
El acto ha comenzado con un breve ballet de la compañía Rosa Founaud y, acto seguido, aparecía en escena María Dolores García. Comenzaba el pregón explicando cómo había sido el proceso de elaboración del discurso. Así pues, contaba que en un primer momento trató de inspirarse en la Literatura, su otra pasión además del Carnaval. Sin embargo reconocía que mientras intentaba casar ambas pasiones en su discurso, su mente se iba a otro tipo de Carnaval: el Carnaval de la calle.
El Carnaval ha sido tradicionalmente machista
Y justo ahí empezaba el verdadero pregón. Una de las frases más sonoras que pronunciaba tras esta breve introducción es la siguiente: «Un mundo el del Carnaval, con una tradición acentuadamente machista, y perdónenme, pero así ha sido«. Decir esto ante un Auditorio abarrotado por un público mayoritariamente masculino es todo un ejercicio de coraje, de valentía y también de convicción ideológica.
De este modo, y dejando claro por dónde iban a ir los tiros, continuaba María Dolores haciendo un repaso histórico por el Carnaval de Ceuta pero siempre recordando a lo que ella define como mujeres de gran valía. Mujeres a quienes el Carnaval ceutí les debe un eterno reconocimiento por su esfuerzo y sacrificio. Mencionaba a aquellas que participaron visiblemente en el Carnaval de Ceuta a lo largo de los años, pero justo después se acordaba de las que ella ha llamado las mujeres invisibles del Carnaval.
Las mujeres invisibles del Carnaval
Estas mujeres invisibles son todas aquellas que están detrás de cualquier agrupación carnavalesca. Las miles de madres, abuelas, tías, hermanas, esposas, etc. que año tras año «dedican un tiempo del que no disponen» a confeccionar disfraces con todo el trabajo que esto conlleva. Medir, cortar, coser, añadir infinidad de adornos, volver a medir, ajustar, maquillar, peinar… Un trabajo en la sombra que pocas veces, por no decir nunca, es reconocido.
Finalmente, María Dolores García no ha querido despedirse sin homenajear a las verdaderas olvidadas del Carnaval: «las mujeres que con su tiempo suplen el nuestro«. Es decir, aquellas que se ocupan de los cuidados de pequeños y mayores en las interminables horas de ensayo. Aseguraba García que muchas de estas mujeres cuando llega el gran día de las actuaciones o del pasacalle de las cabalgatas, ni siquiera tienen fuerzas para fiesta y lo que quieren es descansar por fin.