El anuncio de la naviera danesa Maersk, la mayor del mundo, de abandonar el Puerto de Algeciras para trasladar sus operaciones de trasbordo al puerto de Tánger ha generado una gran inquietud en el sector marítimo español. Esta decisión, que muchos empresarios ya anticipaban, supone un duro golpe para la economía de la región y evidencia las crecientes dificultades que enfrentan los puertos españoles frente a sus competidores marroquíes.
Maersk abandona Algeciras por Tánger
Según la compañía, a partir de ahora, sus operaciones de trasbordo entre Oriente Medio, la India y Estados Unidos se llevarán a cabo en el puerto de Tánger, situado a apenas 15 kilómetros de la costa gaditana. La decisión responde a factores estratégicos, económicos y fiscales que, según denuncian desde la Confederación de Empresarios del Puerto de Algeciras, colocan a los puertos españoles en una clara desventaja frente a los marroquíes.
Francisco Arroyal, vicepresidente de la confederación, lamenta esta pérdida y señala que Marruecos “compite con otras armas”, refiriéndose a las ventajas fiscales y regulatorias que el país ofrece a las navieras, en contraste con las estrictas normativas de la Unión Europea.
Impacto del Reglamento Europeo ETS
Uno de los factores que más preocupa al sector es el nuevo Reglamento Europeo de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (ETS), que obliga a las compañías que operan en puertos de la UE a pagar en función de las emisiones de gases de efecto invernadero de sus barcos. Esta normativa, diseñada para fomentar la sostenibilidad, no se aplica en Marruecos, lo que convierte a Tánger en una opción mucho más atractiva para las empresas del sector marítimo.
“En Tánger no tienen que pagar por las emisiones, mientras que aquí estamos sujetos a estas políticas. Eso crea una diferencia de criterios que nos perjudica enormemente”, explican desde la Confederación de Empresarios.
Costes laborales y flexibilidad en Marruecos
Además de las ventajas fiscales, Marruecos ofrece costes laborales más bajos y una mayor permisividad regulatoria, lo que permite a las multinacionales operar con menores restricciones. En apenas una década, el país ha inaugurado dos puertos gigantescos en Tánger y ya trabaja en la construcción de otro, consolidándose como un nodo logístico clave para el comercio internacional.
Un futuro incierto para los puertos españoles
La pérdida de Maersk en Algeciras supone un impacto económico directo y, según Francisco Arroyal, es un ejemplo de las “trabas contraproducentes” que las políticas europeas están generando en el sector marítimo. “Si no se toman medidas para nivelar las condiciones de competencia, los puertos españoles y europeos quedarán relegados en el comercio global”, advierte.
La situación evidencia la necesidad de repensar las normativas europeas para garantizar que los puertos de la región puedan competir en igualdad de condiciones con los de países extracomunitarios como Marruecos, que ya se perfila como un rival formidable en el panorama marítimo internacional.