Felipe González habló en Onda Cero Radios como mejor sabe hacerlo, es decir siendo templado y comedido en la forma, pero contundente en su breve análisis sobre lo que está aconteciendo en estos momentos en el panorama político; como no cabe esperar más, Felipe González muestra su opinión de forma clara y consciente del momento histórico por el que estamos pasando todos los españoles.
Felipe González, sabedor de que a la democracia no sólo hay que contemplarla, sino que hay que quererla, hay que cuidarla y abonarla para que crezca y dé cobijo a todos los que creen en ella; habla ante ese medio de comunicación con el corazón y la mente puesta en el socialismo que el practicó y en el que cree que el PSOE debería volver a verse reflejado tras un trascendental, inevitable y necesario reencuentro.
La intervención del expresidente del Gobierno lleva implícita consciente o inconscientemente en su alocución, una invitación a todos los socialistas que, como él ven, en este momento de nuestra historia, un serio peligro de involución y desmembramiento del Estado español. “Que hablen ahora o que callen para siempre” que se pronuncien, que opinen y digan lo que tengan que decir sin miedo a ser señalados por sus propios compañeros, pues cuanto más los señalen, más razones habrá para reivindicarse. Mírenlo a él, solo, huérfano y señalado es como se percibe en estos momentos.
Triste verdad… y es que, cuando se produce en un partido del pueblo una desconexión con el pueblo suele ocurrir lo que está ocurriendo en el PSOE actualmente. Las dudas, las miradas de desaprobación con la línea del partido de antiguos militantes que dicen no reconocer a este partido socialista se produce con demasiada frecuencia. Un PSOE que siempre fue reconocible y siempre fue coherente; hoy es diferente, la actual dirección, es decir, Pedro Sánchez ha elegido un camino que pocos pueden entender, como por ejemplo: los acuerdos que se están gestando y que comprometen la gobernabilidad de nuestro país. No se puede gobernar con el apoyo traicionero de estas minorías soberanistas, comunistas, separatistas, golpistas o partidos del espectro de la extrema derecha como el del golpista Puigdemont, Junts per Catalunya.
No lo ha tenido nada fácil el Presidente durante estos cinco años de mandato, hay que reconocerlo, donde no faltó la incertidumbre, pero es que… sus excesivos “cambios de opinión” y estos últimos acontecimientos son inasumibles, intolerables, porque no sólo estamos perdiendo nuestras señas de identidad, es que, de seguir por esta inexplicable senda, habremos perdido hasta la decencia.