En Ceuta todo va cuesta abajo, será porque aquí somos diferentes o porque a veces nos importa muy poco lo que hagan con nosotros. Desde barriadas totalmente marginadas hasta el pasar una eternidad para el más simple trámite, todo va mal o con retraso, con una dejadez y un pasotismo categórico
Pero sin lugar a dudas quienes más sufrimos de la negligencia de la administración local somos los jóvenes. La ciudad nos tiene marginados y apartados en una esquina. Con una ciudad con una de las mayores tasas de «ninis» según las estadísticas y con uno de los mayores índices en fracaso escolar de la UE. Y aún así, con todos esos factores de alerta sobre nuestra juventud, nuestro querido gobierno de la maravilla, nuestro querido bipartito aún no sabe si quiera abonar unas becas a tiempo.
¿Así como vamos a motivar a que estudien y emprendan nuestros jóvenes? La forma de hacerlo es sencilla, pero todos los años es igual. El descaro para con nosotros, para con los jóvenes, es tal que ya ni trabajan para que esas becas, una ayuda ínfima, llegue a tiempo.
Las becas siguen llegando tarde y es porque a estos señores solo les corre prisa cuando deben pactarse los sueldazos de los asientos que se reparten entre ellos. Ahí no corren, ahí vuelan. Estas aves de rapiña que tenemos nos sangran día a día, nos retrasan con sus cuentos y milongas, y aún creen tener algún tipo de credibilidad. Credibilidad ninguna, confianza en vosotros cero.
Pero poco a poco, pasito a pasito, cada vez somos más los que vemos con aversión está administración descarada, cada vez somos más los que plantamos cara a que se nos trate de segundo plato. La juventud de Ceuta es la base para crear una ciudad con futuro y oportunidad y quien apueste contra nosotros, los jóvenes, apuesta a perder.
Lo que pasa con los jóvenes de Ceuta es que pasan de los jóvenes de Ceuta.