Nos habéis preguntado por publicaciones como esta en las que se puede leer que «hay una gran amenaza de tsunami en Cádiz y Huelva» dado que lugares como el sur de España y este del Mediterráneo «tienen una sismicidad activa que las hace muy proclives a sufrir estos accidentes geológicos«. Es cierto que el riesgo de tsunami existe, pero no hay indicios sísmicos registrados que sugieran que, actualmente, la probabilidad de que ocurra sea mayor que en cualquier otro momento.
La alerta ha surgido a raíz de las palabras de Ignacio Aguirre, investigador en el Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria, durante una charla en el ciclo «Ciencia y vivencia, riesgos geológicos y sociedad», organizado por la Universidad de Cantabria (UC).
«Los tsunamis tienen una capacidad devastadora brutal por lo que, para actuar ante ellos, se debe tener estrategias de preparación antes de que ocurran», explicaba en el ciclo Aguirre, según la nota de prensa de la UC. En palabras del experto, hay que tener una preparación clave y, para ello, es necesario conocer el riesgo real existente, ver qué zonas pueden verse afectadas e instruir sobre el mismo a los gestores políticos y a la sociedad en general de forma que, en caso de que esto suceda, «se puedan salvar vidas». Aguirre en ningún momento sugería que un tsunami fuese inminente.
Por otro lado, el fin de semana pasado un evidente y puntual descenso del nivel del mar en el puerto de Conil (Cádiz) fue la causa de numerosos avisos a Protección Civil del municipio costero, al ser este fenómeno una de las posibles características del inicio de un tsunami. Tras analizar la situación, Protección Civil y el Instituto Geográfico Nacional (IGN) descartaron esta posibilidadatribuyendo la indudable bajada de la marea al afelio: momento en el que la Tierra se encuentra en el punto de su órbita más alejada del sol y que ocurre normalmente alrededor del 4 de julio (esta vez, el 6). Por eso, una vez más, podemos decir que no hay evidencias de que el riesgo de tsunami en el sur de España sea especialmente elevado en estos momentos.
¿Qué relación hay entre el sur de España y el riesgo de tsunami?
La situación geográfica en la que se sitúa la zona meridional de la península la relaciona con una mayor posibilidad de sufrir fenómenos de estas características. La razón es que se encuentra en el borde sudoeste de la placa Euroasíatica en su colisión con la Africana. Esto quiere decir que el riesgo de que un tsunami llegue a su costa siempre ha existido y que no es un hecho puntual: no hay registros recientes de actividad sísmica fuera de lo normal que indiquen que este sea mayor en este momento que en cualquier otro.
«¿La sismicidad del sur de España existe? Sí. ¿Y la peligrosidad de tsunami? También», explica a Maldita Ciencia Arancha Izquierdo, de la Red Sísmica Nacional. Según Izquierdo, está bien que haya conciencia sobre ello, pero no ahora especialmente: no hay ningún precedente registrado que haga pensar que la probabilidad sea mayor en estos momentos; nada que deba disparar una preocupación puntual porque este pudiese ser inminente.
«Lo grave es que la gente no supiese que había riesgo antes. Está bien que se tome conciencia ahora, pero debe hacerse a una escala más amplia«, indica Izquiero. «Hay que tomar conciencia y hacer cosas. De hecho, por eso estamos trabajando en los protocolos y hemos publicado las pautas y consejos que tener en cuenta en caso de tsunami«, añade.
Según ha explicado la Dirección General de Protección Civil y Emergencias a Maldita Ciencia, a efectos de Protección Civil, existe desde 2015 una directriz básica de planificación ante riesgo de maremotos. Por otro lado, el plan estatal se encuentra en la fase final de su aprobación.
«Si ocurriera cualquier emergencia, son las Comunidades Autónomas las que tendrían competencia en estos casos a través de sus planes territoriales, aunque no tengan uno específico de riesgo de tsunami. Sobre todo las de costa, que son las que podrían verse afectadas por un fenómeno de este tipo», explica Protección Civil. «En este caso, el IGM pondría en marcha una alerta, así como los mecanismos de evacuación y prevención necesarios».
Hay precedentes históricos, como el maremoto asociado al terremoto de Lisboa de 1755. A pesar de que su epicentro se situó en el océano Atlántico (a una distancia de varios cientos de km según este informe del IGN), fue en la capital portuguesa donde se ocasionaron los mayores daños, de ahí su nombre. También tuvo efectos desastrosos en la costa atlántica suroccidental (Huelva, Cádiz, Estrecho de Gibraltar y Canarias). Según el IGN, el número de víctimas a causa del maremoto ascendió a un total de 1.214, aproximadamente (incidiendo en la dificultad de calcular el número exacto).