Analizamos el inesperado anuncio de Pablo Iglesias con el que reveló que iba a renunciar a la vicepresidencia del Gobierno para presentarse a las elecciones en la Comunidad de Madrid. Contamos para ello con la colaboración del politólogo y analista político, Julio Basurco
Un terremoto, del que se siguen reproduciendo ecos, hizo temblar el tablero político a principios de semana. En un giro inesperado de los acontecimientos, Pablo Iglesias, hasta entonces vicepresidente segundo del Gobierno de la Nación y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, anunciaba que dejaba ambos cargos para postularse como candidato por Unidas Podemos a las elecciones en la Comunidad de Madrid del próximo 4 de mayo.
Este movimiento del líder de Unidas Podemos no ha dejado a nadie indiferente y, tanto aliados como adversarios, reconocen que ha sido una buena jugada por parte de Iglesias ya que, ahora, su formación política cobra un papel capital en la campaña de las autonómicas madrileñas. De hecho, antes de anunciar la decisión, había encuestas que situaban a Unidas Podemos fuera de la Asamblea de Madrid.
Qué supone la decisión de Iglesias
Julio Basurco, politólogo y analista político, que antaño fue la cara visible de Podemos en Ceuta, analiza el «bombazo político» de la semana para El Foro de Ceuta:
«La inesperada decisión de Pablo Iglesias le otorga a Unidas Podemos un enorme protagonismo en la campaña madrileña, dándole de hecho, más aún, dimensiones de campaña estatal. Con este giro, Iglesias da solución a dos problemas a los que UP se enfrentaba: el de la renovación del liderazgo del partido y el de la posibilidad de quedar fuera de la Asamblea de la Comunidad de Madrid, lo que tendría efectos muy negativos para la formación, especialmente tras resultados electorales como los de Galicia, Euskadi y otras regiones».
En esta línea, Basurco sostiene que, con respecto al asunto de renovar el liderazgo del partido, «Pablo Iglesias entiende que ya ha cumplido, que su papel como principal referente de su espacio político llega a su fin tras haber conseguido entrar en el Gobierno después de años de numerosas batallas con adversarios muy poderosos. Yolanda Díaz es un perfil perfecto para el relevo, con buenos datos de aprobación no sólo entre sus votantes, sino también entre los del PSOE».
Del mismo modo, en cuanto a la posibilidad de que Podemos quedase fuera de la Asamblea, el politólogo defiende que «todo los análisis coinciden en que una candidatura con Pablo Iglesias a la cabeza asegurará a UP tener representación parlamentaria en Madrid, algo que, a su vez, podría ser clave para impedir el acceso de la extrema derecha a un Gobierno regional. Al margen de la dimensión interna, esto es algo fundamental: Unidas Podemos quiere evitar que Madrid se convierta en un laboratorio para Vox, en el escenario que abra la puerta a que eso que Santiago Alba Rico denomina ‘destropopulismo‘ tenga responsabilidades directas de gestión, constituyéndose en ejemplo y modelo para el resto del país«.
La influencia de Vox
En este sentido, la influencia de Vox «en el espectro de la derecha es indiscutible», según Basurco. «Sin la existencia de Vox sería inexplicable que la Presidenta de la CAM escogiera un marco ‘trumpista‘ como el de ‘Comunismo o libertad‘ para encarar la contienda. Desde la izquierda se asume que evitar que esta derechización de la política vaya a más es una tarea crucial», alega el politólogo ceutí. Igualmente, Basurco opina que «un Gobierno con la extrema derecha en Madrid podría implicar un cambio en la estrategia de distanciarse de Abascal que Casado inauguró en la fallida moción de censura de hace unos meses», señala.
De hecho, parece evidente que Isabel Díaz Ayuso, a fin de mantener el Gobierno de la Comunidad de Madrid, para lo que previsiblemente necesitará entenderse con la ultraderecha, está empujando a Casado a retomar un discurso más agresivo y confrontador, como también le viene reclamando Cayetana Álvarez desde antes incluso de ser sustituida como portavoz del PP en el Congreso. El líder del PP está cuestionada y en el partido hay división interna. Las decisiones que toma Casado no se acatan como a él le gustaría, la propia Ayuso es un paradigma de ello.
Por su parte, las últimas intervenciones públicas de Santiago Abascal, así como las intervenciones de los diputados de Vox en el Congreso, reflejan que la extrema derecha ha rebajado el tono habitual con el que suele cargar contra el PP a sabiendas de que se les puede presentar la posibilidad de entrar en el Gobierno de la Comunidad de Madrid pasado el 4 de mayo.
Más Madrid y su negativa a ir de la mano con Unidas Podemos
Otra cuestión que hemos pedido a Basurco que analice ha sido el ofrecimiento de Unidas Podemos a Más Madrid de ir en una candidatura conjunta y la negativa del partido que formó Iñigo Errejón.
Para el politólogo la decisión se debe a una cuestión de estrategia en la batalla por la hegemonía de la izquierda:
«Más Madrid ha decidido rechazar la oferta de candidatura conjunta hecha por UP. Era algo previsible que, seguro, Pablo Iglesias sabía que ocurriría. Íñigo Errejón, así como el primer Podemos, siempre ha sido escéptico con respecto a la ‘unidad de la izquierda‘. Según su forma de entender la construcción de lo político, la apelación a la ciudadanía no debe tener como objetivo la unión de lo ya existente, sino la articulación de distintas demandas en torno a un nuevo sujeto; constituir, en lugar de unir lo ya constituido. En Más Madrid consideran que la unidad con UP les arrastraría al extremo izquierdo del tablero, a ser percibidos como la izquierda de ‘la izquierda hegemónica’ encarnada en el PSOE, lo mismo que Podemos quiso evitar en 2015, antes de la existencia de Unidas Podemos».
De esta forma, Basurco considera que, «con independencia de que se comparta o no esta visión», «la decisión de Más Madrid tiene sentido desde el punto de vista del mero cálculo electoral: una vez que se entiende que UP pasará la barrera del 5% y obtendrá representación, es cierto que ir en candidaturas separadas en una circunscripción uniprovincial no hace que haya votos que acaben en la basura. Al contrario, se puede cubrir más espacio si cada formación despliega sus alas, albergando votos que tal vez sí se perderían por los costados en caso de candidatura conjunta».
No obstante, el analista local admite que «también es verdad que una ‘reconciliación‘ podría generar un plus de ilusión que movilizará a un electorado desencantado, cansado de desacuerdos y disputas. Habrá que ver cómo se desarrolla la campaña».