Llevo tiempo queriendo dar a conocer a todos los ciudadanos de a pie el informe «Petras», un trabajo encargado al sociólogo James Petras, autor de más de 62 libros publicados en 29 idiomas que, estudió sobre el imperialismo, las luchas de las clases y los conflictos latinoamericanos; este erudito dio a entender que no se actuó o no se quiso actuar sobre el modelo de sociedad a la que nos encaminábamos, predijo sobre una generación que viviría peor que la anterior donde la contradicción de criarse entre algodones y ese futuro incierto que generaría en las nuevas generaciones venideras.
En los primeros años de la década de los 90 donde gobernaba por entonces Felipe González el Ejecutivo a través del Centro Superior de Investigación Científica, quiso saber sobre el estado social de nuestra nación y economía porque era consciente de los cambios que se avecinaban, por ello ofreció un proyecto al mejor sociólogo de la época, James Petras, corría el año 1995 y éste decidió aceptar el trabajo, transcurridos seis meses de investigación a caballo entre Madrid y Barcelona estuvo manteniendo conversaciones con todo tipo de personas, a la vez que obtuvo datos de los principales agentes sociales de la época y una vez terminadas sus investigaciones presentó el resultado a la administración pública que lo contrató.
Este informe incómodo para los que gobernaban dio lugar a que se silenciaria y darle carpetazo terminando en un cajón bajo llave. En el año 1996 la revista Ajoblanco recuperó el trabajo del sociólogo Petras y lo publicó, fue entonces cuando la sociedad comenzó a conocer lo que la burocracia quería esconder, un informe que, concluía que la situación económica y laboral del momento sería la protagonista de visualizar a la primera generación de la historia vivir peor que lo hicieron los padres.
El informe «Petras» llegó a algunas conclusiones sobre la sociedad española de entonces y la de ahora como la llegada de la modernización que incrementaría empleos de las nuevas generaciones, pero dichos trabajos serían inestables, eventuales y mal pagados.
La clase trabajadora tendría una minoría de trabajadores fijos y contratos eventuales con maratón de horas y horarios irregulares.
El mercado laboral a finales de los 80 y principio de los 90 se marcaría con una estrategia económica neoliberal.
Esto daría lugar a una generación de empleados frustrados, ansiosos, marginada y apolítica.
Me gustaría concluir exponiendo que, se trata de una radiografía del mercado laboral actual, preguntándome de qué han servido tantos años de esfuerzos y luchas para solo mantener el estatus de algunos pocos elegidos. La única forma de que los seres humanos llevemos vidas dignas y con derechos es impidiendo que los que nos gobiernan nos traten como a un rebaño de corderos preparados para ser sacrificados en cualquier momento, tal y como está sucediendo en la actualidad, ya que la solución de los problemas de nuestro país siempre pasa porque esta sociedad haga sacrificios.
José Antonio Carbonell Buzzian