Rafael Rodríguez asegura que en el Puerto sólo hay un bando y confirma a este diario que su decisión de dimitir se debe a cuestiones puramente personales.
«Es una decisión personal, pensada y meditada y nada más» ha afirmado a este diario en tono sereno.
Responde que él no conoce ningún «nido de víboras», y sólo quiere agradecer al pueblo ceutí el tratamiento que le han dado, al presidente de la Ciudad Autónoma el haber confiado en el y a los medios de comunicación que le han tratado «de manera exquisita».
«Las cosas son más simples de lo que parecen», aseguraba a este diario en una conversación telefónica, pero es evidente que las tensiones vividas desde su llegada a Ceuta con «grandes planes» para el Puerto de una manera u otra han precipitado su marcha.
A Rafael se le recordará como el presidente que intentó poner fin a las ocupaciones de los chalets de la Autoridad Portuaria por parte de algunos funcionarios o familiares de funcionarios que incluso cambiaron por casas en el centro como si de cromos se tratasen; también será el presidente que intentó acabar con los alquileres y cesiones a terceros de las concesiones del Puerto, haciendo que varios empresarios ceutíes perdiesen una gran fuente ingresos y recuperándola para el Puerto.
Y pese a haber intentado cambiar y modernizar el Puerto en poco tiempo, asegura que «no ha sido ningún desgaste y ha habido cooperación plena, hay diferencia de opiniones, como en todos lados, pero no ha supuesto ningún desgaste, el Puerto tiene un buen equipo que funciona bien».
En cuanto a la existencia de dos bandos señala que «sólo hay un bando que es empujar el Puerto».
Rodríguez estará en su cargo hasta el 1 de febrero, «pero si es antes o después no pasa nada», todo dependerá de lo que tarde el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, en designar a un nuevo presidente o presidenta.