Remedios y Vicenta, de 87 y 82 años respectivamente, jamás imaginaron que podrían reencontrarse con su tío abuelo Joaquín Llin Roig. Llamado a filas durante la Guerra Civil Española, Joaquín dejó atrás una vida llena de promesas. Era un joven moderno de 21 años que trabajaba en una tienda de ropa y disfrutaba de su gramófono y motocicleta en Oliva, Valencia. Sin embargo, la guerra lo llevó lejos, y su familia nunca volvió a verlo.
El programa En Portada ha sido clave para conectar a las familias con su pasado. Gracias al historiador Joan Morell y a la investigación sobre el apellido Llin, se pudo rastrear a los descendientes de Joaquín. Un descubrimiento en el desván del ayuntamiento de Septfonds reveló una urna de madera con pertenencias de 42 soldados republicanos, entre ellos Joaquín Llin Roig.
El profesor de historia Philippe Guillén fue encargado de inventariar los objetos encontrados en la urna. Durante meses, Guillén estudió fotografías y documentos, descubriendo historias personales a través de carteras, cartas y otros efectos personales. Inspirado por estos relatos, publicó un cómic titulado Un Republicano español: muerto a los 20 años, para dar a conocer estas historias olvidadas.
Los objetos pertenecían a soldados de entre 17 y 48 años, cuyas familias nunca supieron qué había sucedido con ellos. Las condiciones en el campo de concentración de Judes eran deplorables, y muchos murieron de enfermedades como tifus y tuberculosis. Aunque no fueron los únicos en morir allí, solo se ha encontrado una caja con sus pertenencias, ahora custodiada en el Archivo Departamental de Montauban.
La búsqueda de los descendientes de estos soldados continúa. Algunos, como David Fraile, han logrado reconectar con su historia familiar. Tras la muerte de su padre, David decidió investigar sobre su tío abuelo Jesús Fraile Sacristán, cuyo nombre apareció en la lista de soldados enterrados en Septfonds. Encontró 29 objetos pertenecientes a su tío abuelo, fallecido de tifus en 1939.
Yolanda Loza también emprendió una búsqueda para saber más sobre su abuelo Ignacio Loza Santodomingo. A través de consultas y contactos con historiadores, descubrió que su abuelo había estado en el campo de concentración de Septfonds. Al ver los objetos de su abuelo en Francia, Yolanda sintió que estaba devolviendo la vida a alguien que parecía no haber existido.
Sandra Solà, por su parte, descubrió la existencia de su tío abuelo Joan Mabras Torrent gracias a un historiador de Igualada. Su viaje a Francia, acompañado por un equipo de En Portada, le permitió conocer más sobre su historia familiar y sentir que estaba recuperando una parte perdida de su identidad.
Estos descubrimientos no solo han permitido a las familias reconectar con su pasado, sino que también han resaltado la importancia de preservar la memoria histórica. A través de estos objetos, las historias de los soldados republicanos en el exilio han cobrado vida, recordándonos la importancia de no olvidar el pasado.