La sociedad tendrá que verse obligada a lidiar con nuevos cambios que no solo se aplicarán en lo emocional o en lo económico sino también en cambios estructurales en el ámbito laboral, acostumbrados a que la toma de decisiones en nuestros puestos de trabajo se haga de una forma jerárquica. Con la irrupción del coronavirus cambiará la forma de operar, este modelo estará basado en la interacciones donde múltiples agentes compartirán su talento y conocimientos de forma abierta y transparente en relaciones de igual a igual, dando lugar a la desaparición del modelo piramidal. Este concepto fue definido por primera vez por el tecnólogo y emprendedor, José Cabrera.
Por ello veremos la aparición de nuevos escenarios donde se deberían plantear preguntas, como por ejemplo, de qué modo asumirá la sociedad estos cambios. O cómo crear una hoja de ruta para navegar en la economía digital, o si podremos asegurar nuestros puestos de trabajo en el futuro. Todas estas incertidumbres tendrían que ayudar para volver a reinventarnos como profesionales y tomarlas como reto personal; los objetivos de estas incógnitas estarían en encontrar respuestas a los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que serán las nuevas cualidades en un mundo conectado.
Estamos en la era de la colaboración, el globo terráqueo empieza a funcionar con nuevos paradigmas, donde aparecen conceptos innovadores como son la Redarquía y la Adhocracia (organización sin jefes). Mientras uno opera la gestión, el otro se pronuncia sobre las estructuras y gestión. Son pilares centrales donde se puede operar con organizaciones que se dediquen a la innovación. La burocracia tendrá la tendencia de ir dejando paso a la adhocracia en organizaciones de este tipo donde todos sus miembros tienen autorización de tomar decisiones y llevar acciones dando lugar a que los problemas se resuelven de forma rápida y eficaz.
La redarquía desde el punto de vista organizativo se centra en su funcionamiento que, es de abajo hacia arriba dando lugar a que las deciciones y soluciones de una forma natural y espontánea es todo lo opuesto a las jerárquias donde las órdenes son dispuestas de arriba hacia abajo. Para competir y ganar en un mundo de cambios acelerados, necesitamos de una segunda arquitectura organizada y basada en red permitiendo a las organizaciones a innovar, adaptándose a interactuar con nuevas realidades.