En el día de ayer, por primera vez la Feria de Ceuta tenía en consideración la diversidad imperante en la sociedad y trató de convertirse en un espacio inclusivo donde todas las personas pudiesen disfrutar en igualdad de condiciones de las Fiestas Patronales. Las redes sociales se han llenado de comentarios reclamando que esta iniciativa se haga extensible a más días.
Quizá este sea un ejemplo paradigmático de que las tradiciones no tienen por qué ser buenas y que simplemente son eso, tradiciones. Costumbres que se repiten en el tiempo, que se van trasmitiendo de generación en generación y que se convierten casi en norma. Hace una o dos décadas nadie se hubiese imaginado que en la calle del infierno de cualquier feria no sonase música a un alto volumen, ni estridentes bocinas, o feriantes vociferando a través de la megafonía reclamos para atraer consumidores a sus puestos o a sus atracciones. Nadie hubiese contemplado lo que sucedió ayer, porque la tradición imponía justo lo contrario.
Sin embargo, y por suerte, la sociedad evoluciona y entra en conflicto con estas tradiciones que se van quedando obsoletas. La prueba es que la inmensa mayoría de los/as ceutíes acogió de muy buen agrado esta iniciativa de generar en la Feria un espacio temporal al margen de las estridencias típicas de estos festejos.
Una Feria en Ceuta con más días sin ruidos estridentes
Pero la cosa no se queda ahí. El Foro de Ceuta entrevistó a una madre de dos niños diagnosticados con TEA (trastorno de espectro autista) que señaló que para próximas ediciones sería ideal que hubiese más días como el de ayer y que esta pretensión de hacer de las Fiestas Patronales un espacio inclusivo no se limitase a un único día. Esta demanda ha sido recogida en las redes sociales por muchas personas que exigen precisamente lo mismo: más días sin ruidos en la Feria de Ceuta para que todas las personas puedan disfrutar de ella las veces que lo deseen.