Las detenciones de influencers se suceden, evidenciando una mayor voluntad de las autoridades de regular los contenidos difundidos en las redes sociales. Varias figuras conocidas han comparecido ante la justicia, acusadas de difamación, insultos o alteración del orden público. Desde Ilyas El Malki hasta Houyam Star, la lista sigue creciendo. ¿Quién será el próximo?
Las redes sociales marroquíes están siendo objeto de una limpieza profunda al cierre de este año. Una serie de juicios contra creadores de contenido controvertidos se han llevado a cabo en los últimos meses.
El primero en inaugurar esta serie fue Ilyas El Malki, streamer en la plataforma Kick, quien fue condenado el 19 de noviembre por el tribunal de primera instancia de El Jadida a cuatro meses de prisión y una multa de 5.000 dirhams. Las denuncias presentadas en su contra, impulsadas por asociaciones defensoras de los derechos humanos, lo acusan de haber hecho comentarios ofensivos hacia la comunidad amazig, incitando al odio y a la discriminación.
Aicha Sraïdi (Houyam Star), Ilyas El Malki et Reda Bouzidi (Ould Chinwiya).
Entre los primeros afectados por esta campaña también está Reda Bouzidi, conocido como “Ould Chinwiya”. Este personaje, famoso por sus ostentosos brazaletes de oro, su lenguaje vulgar y sus conflictos públicos, fue arrestado el 20 de noviembre. Juzgado por insultos, difamación y violación de la privacidad, recibió una condena de tres años de prisión el 9 de diciembre, según la decisión de la sala penal de primera instancia del tribunal de Aïn Sebaâ. Un detalle curioso: ningún abogado quiso defenderlo al inicio de su juicio debido a un polémico live en Instagram donde faltó al respeto al gremio jurídico.
Paralelamente, Fatima Bent Abbas, una tiktoker menos conocida, también fue condenada a dos años y medio de prisión por daños a la reputación y a la privacidad de terceros.
Otro caso destacado es el de Aïcha Sraidi, conocida como “Houyam Star”, quien fue citada por la policía de Casablanca el 10 de diciembre. Reconocida por sus transmisiones en vivo donde compartía sus problemas personales, sus polémicas declaraciones sobre temas sensibles, incluida la monarquía, generaron un gran revuelo. Las denuncias en su contra incluyen difamación, insultos y calumnias, además de acusaciones relacionadas con “rituales extraños”. Sus hijos, quienes solían aparecer en sus publicaciones, ahora enfrentan una situación crítica.
Las irregularidades observadas han llevado a las autoridades judiciales a actuar con firmeza. Aunque la libertad de expresión sigue siendo un pilar fundamental, debe ejercerse dentro del respeto a los valores sociales y las leyes vigentes. El debate sobre el equilibrio entre la libertad individual y la preservación del orden público sigue abierto, pero algo es seguro: el desorden ya no será tolerado en las redes sociales en Marruecos.