La presión fiscal en España ha experimentado una notable reducción en 2023, marcando el tercer año consecutivo de descenso. Esta disminución fue más pronunciada que la media de los países de la OCDE, donde el descenso fue menos significativo. En concreto, la relación entre impuestos y el tamaño de la economía española se redujo en tres décimas, mientras que la OCDE solo experimentó una caída de una décima.
Según el informe anual sobre ingresos fiscales de la OCDE, la presión fiscal en España se situó en el 37,3% en 2023, frente al 37,6% del año anterior. Aunque esta cifra sigue siendo superior a la media de la OCDE, que es del 33,9%, representa un avance significativo para la economía española.
En el contexto de la OCDE, España ocupa el puesto número 13 entre los 36 países con datos disponibles. Francia lidera con la mayor presión fiscal del 43,8%, mientras que México se encuentra en el extremo opuesto con un 17,7%. Este rango muestra una brecha de 26,1 puntos, la más estrecha desde el año 2000.
El análisis de la OCDE revela que en 18 de los 36 países miembros, la relación entre impuestos y PIB aumentó en 2023, mientras que disminuyó en 17 países y se mantuvo estable en uno. Luxemburgo y Colombia experimentaron los mayores incrementos, mientras que Chile y Corea del Sur registraron las caídas más significativas.
A largo plazo, desde 2010, 29 países han visto aumentar su presión fiscal, con Japón, Eslovaquia y Grecia a la cabeza. Sin embargo, nueve países, incluidos Irlanda y Hungría, han reducido su relación impuestos-PIB.
En cuanto a España, la presión fiscal ha fluctuado desde el año 2000, alcanzando un pico del 36,8% en 2020. La OCDE prevé un crecimiento económico del 2,8% para España en 2023, con una inflación mantenida en el 3%.
Peso de las Contribuciones Sociales
Las contribuciones a la Seguridad Social representan una parte significativa de los ingresos fiscales en España, con un 34,1% en 2022, superando la media de la OCDE del 24,8%. Los impuestos sobre la renta personal también son ligeramente superiores a la media de la organización.
Por otro lado, el impuesto de sociedades en España es menor que la media de la OCDE, mientras que los impuestos sobre la propiedad y el IVA son comparativamente más altos y más bajos, respectivamente.
El análisis de la OCDE destaca que las contribuciones a la seguridad social varían significativamente entre los países miembros. En Chequia, Eslovenia y Estonia, estas contribuciones representan una gran parte de los ingresos fiscales totales, mientras que en Australia y Nueva Zelanda no se recaudan contribuciones de este tipo.
En resumen, aunque España ha logrado reducir su presión fiscal, todavía enfrenta desafíos para alinearse completamente con las medias de la OCDE. Las contribuciones sociales siguen siendo un componente clave de los ingresos fiscales, y su gestión será crucial para el futuro económico del país.