La Fiscalía de Los Ángeles ha dado un paso significativo al solicitar la reapertura del caso de Lyle y Erik Menéndez, quienes fueron condenados a cadena perpetua en 1996 por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez. La decisión final sobre este caso recaerá en un juez, quien determinará si se procede con una nueva sentencia.
El fiscal del distrito del condado de Los Ángeles, George Gascón, anunció en una concurrida conferencia de prensa que, tras una revisión exhaustiva de los argumentos presentados, considera que una nueva sentencia es apropiada. Gascón planea recomendar al tribunal que se elimine la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional y que se les condene por asesinato.
Esta recomendación podría abrir la puerta a la liberación de los hermanos, quienes actualmente cumplen su condena en una prisión cerca de San Diego. Sin embargo, la decisión definitiva está en manos de un juez, con una audiencia programada para la última semana de noviembre.
Gascón expresó su opinión de que los hermanos han pagado su deuda con la sociedad. Este cambio de postura se produce después de que la oficina fiscal revisara nuevas evidencias presentadas por los abogados de los Menéndez, que incluyen una carta y testimonios que sugieren un historial de abuso sexual por parte de su padre.
Entre las pruebas presentadas se encuentra una carta escrita por uno de los hermanos, admitiendo a un familiar que estaba siendo víctima de abusos, así como el testimonio de un empleado de la empresa del padre que también alega haber sido abusado por José Menéndez. Estas revelaciones han llevado a la Fiscalía a reconsiderar si es necesaria una nueva sentencia.
El Caso Menéndez ha sido objeto de atención mediática desde que los hermanos fueron acusados de planear y ejecutar el asesinato de sus padres en agosto de 1986. Tras el crimen, Lyle y Erik afirmaron haber encontrado los cuerpos sin vida de sus padres al regresar a casa. Sin embargo, su estilo de vida lujoso posterior levantó sospechas.
La situación se complicó cuando la novia del psicólogo de Erik informó a la policía sobre sesiones grabadas en las que los hermanos discutían su culpabilidad. Aunque la Fiscalía argumentó que el motivo era heredar la fortuna familiar, los hermanos sostienen que actuaron debido a años de abuso físico, emocional y sexual por parte de su padre.
Este caso emblemático plantea cuestiones complejas sobre la justicia y el impacto del abuso familiar en las decisiones extremas. La posible reapertura del caso Menéndez podría no solo cambiar el destino de Lyle y Erik, sino también influir en cómo se manejan casos similares en el futuro.