La Comisión de Hacienda del Congreso ha vivido una jornada intensa y caótica, donde las diferencias entre los socios del Gobierno han sido evidentes. En medio de votaciones empatadas y discusiones técnicas, se ha aprobado una subida de dos puntos porcentuales del IRPF para las rentas del ahorro superiores a 300.000 euros. Sin embargo, el intento de mantener el impuesto a la banca y al diésel no ha prosperado.
El PSOE, en un esfuerzo por superar los vetos cruzados, ha intentado hasta el último momento encontrar fórmulas que permitieran avanzar con su reforma fiscal. A pesar de ello, las negociaciones continúan, con asesores y portavoces buscando acuerdos antes del dictamen final, cuya votación aún está pendiente. Esta situación ha generado frustración entre algunos diputados, ya que la sesión se ha suspendido hasta las 23 horas.
En cuanto a las enmiendas aprobadas, además de la subida del IRPF, se ha decidido bajar el impuesto de sociedades para cooperativas y empresas con facturación inferior a un millón de euros. También se ha mejorado la tributación de las actividades artísticas y se ha aprobado una bonificación en las cuotas a la Seguridad Social para clubes y asociaciones deportivas sin ánimo de lucro.
Por otro lado, el Congreso ha rechazado el impuesto a la banca y las energéticas, así como la subida fiscal proyectada para el diésel. No obstante, las enmiendas rechazadas podrían ser debatidas nuevamente en el Pleno del próximo jueves, manteniendo viva la posibilidad de cambios futuros.
Las tensiones en la comisión se han visto reflejadas en el ambiente de desconcierto y largas discusiones técnicas. El PSOE, junto con Sumar y otros aliados, ha intentado incluir un amplio paquete de medidas fiscales en el proyecto, lo que ha llevado a múltiples negociaciones. Inicialmente, el objetivo era fijar un impuesto mínimo del 15% para las multinacionales, siguiendo una Directiva Europea.
Los primeros acuerdos del PSOE fueron con PNV y Junts, incluyendo la reforma del impuesto a la banca y su permanencia, así como dejar morir el impuesto a las energéticas debido a una inversión significativa de Repsol en Tarragona. Estas decisiones no fueron bien recibidas por otros socios de izquierda y Sumar, quienes consideraron la permanencia del impuesto a las energéticas como una línea roja.
Finalmente, el mantenimiento del impuesto a la banca estuvo en el aire hasta el último momento. Un texto alternativo pactado por PSOE, Sumar y Junts incluía un tramo adicional, pero un empate a votos, debido a la abstención de ERC, EH Bildu y BNG, resultó en el rechazo del texto por voto ponderado.