Nuestros policías locales están inmersos en el complejo contexto, cada vez más farragoso, de gestión administrativa implantada por inercia en esta Ciudad de Ceuta; y sujetos a unas características competenciales de “autogobierno” irresolutas en los temas estructurales, así como subordinados a condicionantes geopolíticos singulares que impiden importar procedimientos eficaces ensayados en el resto del territorio español
Todo esto se traduce, deriva, en un ejercicio de ejecución de medias competencias, de ayudas a otros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, de asumir tareas que desbordan sobre manera los primeros objetivos reglamentarios para que dictan los cometidos principales de la Policía Local, los tenemos para un roto y un descosido, invigilados, pero siempre están ahí, en la calle, de uniforme, con vocación. Tenemos una plantilla extraordinaria de policías, dotados y formados, y nos hacemos fotos con ellos cuando queremos presumir, al igual que presumimos de flores.
Pero un cuerpo policial es caro de mantener, no es un cuartel de playmobil que lo compras y lo usas sine die. Un policía de uniforme tiene un desgaste material permanente y cuando queremos que intervengan con prontitud les dotamos de vehículos, pero, claro, ni el vestuario ni la automoción tiene un uso habitual, las exigencias que se reclaman a un vehículo de policía en aceleración, estabilidad, dificultades de acceso y uso ininterrumpido (24 horas) consiguen que un pantalón, un furgón o un cinturón presenten un deterioro más acusado que los usados en otros oficios o profesiones. Pero el que quiera una buena policía y, además, presumir de ella, que la pague y, además, que resuelva los impedimentos que hacen posible el llegar a momentos como el de aquí y ahora, donde se manejan vehículos que presentan desviaciones importantes de las normas de seguridad tanto relacionadas con la reglamentación de tráfico como la de seguridad y salud vigentes.
Nuestra policía no puede circular con falta de retrovisores, con puertas correderas sin anclaje de seguridad o descolgadas, con motores incapaces, con asientos “rompe-espaldas”, con dificultades para evacuar el vehículo.
Tampoco se debe utilizar la policía para el sensacionalismo sindical (CSIF, El Pueblo, martes tres de marzo) para llevar a cabo estrategias de derribo y acoso porque en el caos se genera más motivos de conflicto que soluciones, con un único objetivo “captar afiliados”.
Comisiones Obreras tiene otro estilo, ni robamos logros ni acusamos con imprudente e impune alegría, ni es nuestro propósito generar confusión e información sesgada que aporte a nuestros policías un plus de vulnerabilidad y amenaza en la calle, porque son ellos los que bregan y manejan a diario el devenir de todos los infortunios que se generan en la Ciudad.
Nuestra policía no está en el peor momento de su historia, pero necesita de ayuda institucional urgente.
Los vehículos policiales, su seguridad, han sido un permanente acicate para la denuncia y la intervención de Comisiones Obreras, desde hace años, con actuaciones documentadas y registradas formalmente.
Este lunes 2 de marzo del año en curso, nos sorprende el servicio de prevención de riesgos laborales propio, con una evaluación de riesgos de los vehículos, que, según sus técnicos, estaba dirigida a determinar las vibraciones y medir los porcentajes de contaminantes que pasan de motores a habitáculos o cabinas. Es decir, Normativo, Técnico e Ingenuo.
¿Qué discurso mantenemos desde CCOO?
Desde Comisiones Obreras, reiteramos, no queremos sensacionalismos, aunque seremos contundentes ante la defensa de los trabajadores, exigiéndole a la administración la urgente adquisición de vehículos que permitan hacer nuestro trabajo con eficacia y garantías.
Cualquier tiempo pasado no fue mejor, tenemos una plantilla muy formada y motivada, pongámonos a trabajar en el mismo sentido y nuestra Administración debe asumir las responsabilidades en materia de seguridad, desde el superintendente, al que hay que recordar que las libres designaciones terminan por acomodar y confundir objetivos, “usted se debe a la plantilla de policía”, pasando por la situación actual del parque móvil con déficit de mecánicos y paupérrima partida económica para afrontar el mantenimiento de los vehículos policiales, hasta el máximo responsable que no es otro que el Presidente de la Ciudad, Juan vivas, que solo se acuerda de ella parta hacerse la foto en periodo electoral.
Por lo que exigimos con la mayor brevedad y urgencia solucione este problema de manera integral para evitar otra foto, pero esta vez en un hospital con un funcionario accidentado