Nuevo año y nueva polémica, como no, abanderada por VOX, ese partido rancio, arcaico y que no ve más allá de su propio ombligo.
Sí, para variar, hablaremos del famoso PIN parental, un sistema mediante el cual se pretende, en contra de lo que opina la extrema derecha, adoctrinar a los niños y niñas de forma extremista censurando su derecho a desarrollar su personalidad en los valores de Libertad, Igualdad y Respeto. Respeto… una cualidad que debería ser intrínseca de cada uno de nosotros y nosotras y que, por ende, no podemos violentar.
Según dice nuestra Constitución, la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el RESPETO a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales, por lo que, a mi entender, el Pin Parental o «Medallita de VOX», atenta contra el Art.16 (Libertad ideológica y de culto o religiosa), el Art.17 (Derecho a la Libertad), Art.20 (Libertad de Expresión) y el más importante, el Art.27 que nos habla del Derecho a la Educación.
Al entender que estos son derechos y libertades fundamentales, entenderemos también que los hijos no pertenecen a sus padres en el sentido de que no podemos obligarles a que piensen como ellos y que deben tener la posibilidad de desarrollar su personalidad e ideología sin ser adoctrinados en los valores de sus progenitores, se trata de buscar tener ciudadanos libres e iguales con plena capacidad de elección, no clones de sus padres.
Para VOX Ceuta hablar del PIN Parental es hablar de defender el derecho de los padres a «proteger» a sus hijos de discursos ideológicos y sectarios como los que, según ellos, tiene la Ministra de Igualdad Irene Montero; gracias a VOX por hacernos ver que el pensar que todos somos iguales es propio de una secta… (Nótese la ironía).
De este modo repiten el discurso, esta vez claramente sectario, de Rocío Monasterio que dice querer que los políticos quiten las manos de encima de nuestros niños, dando a entender que son adoctrinados… pero si pretenden no dejarles ver más allá de sus propias convicciones conservadoras y más, si transportamos eso, a una ciudad como Ceuta, una ciudad peculiar tanto por su diversidad cultural como ideológica.
Por último recalcar que no podemos permitir que ciertos grupos que piensen que no todos somos iguales o que la mujer tiene menos valor que el hombre por el mero hecho de ser mujer, tomen el control de la educación pública y hagan y deshagan a su antojo como si la educación se tratase de un restaurante en donde elegimos lo que queremos de una carta y lo más peligroso es que no eligen para ellos, sino que eligen para sus hijos atentando, de nuevo, contra los Derechos y Libertades Fundamentales de nuestra carta magna y que son protegidos por la Cuestión de Inconstitucionalidad, el Recurso de Inconstitucionalidad y el Recurso de Amparo.