Descenso en los flujos migratorios por vía marítima, desapariciones, fallecimientos de personas migrantes. Hablamos con Helena Maleno, de Caminando Fronteras, sobre las decisiones que se toman cuando se abandona la búsqueda de una persona migrante en el mar
Este verano han llegado a costas españolas 14.591 personas migrantes en 542 embarcaciones de todo tipo, según el informe quinquenal de migraciones del Ministerio del Interior. Pateras, zodiacs, tablas de surf, kayaks, barcos de recreo o motos de agua. Se deben también contar aquellos que han intentado pasar sobre los jets de los ferrys o escondidos en coches, autocaravanas y bajos de camiones. En Ceuta, según Interior, a fecha de 13 de agosto, han llegado por vía marítima 291 personas y 40 embarcaciones, un 10% más que en 2018.
Aunque estos datos pueden parecer excesivos, la realidad es que este flujo en toda España ha bajando un 40% en relación al mismo periodo del año 2018. El pasado año, hasta el 13 de agosto, habrían llegado a España 25.359 personas migrantes por vía marítima, 10.768 más que en este 2019.
Personas migrantes desaparecidas y fallecidas
Más de 32.000 personas migrantes, de las que un total de 1.593 eran menores, han muerto o desaparecido desde 2014 en todo el mundo, según lo recoge un informe del Centro de Análisis de Datos sobre la Migración Global de la OIM que destaca la necesidad de contar con mejores datos sobre las muertes y desapariciones de migrantes.
En el informe se señala que «es probable que estas cifras sean mucho más bajas que el número real de muertes, dado que hay muchos fallecimientos y desapariciones de los que nunca se saben». Esto se debe a diversas razones, ya sea porque las muertes ocurren en regiones remotas del mundo, o porque las autoridades locales no confieren la prioridad necesaria a la recopilación de estos datos o carecen de recursos para ello, según recoge la agencia de la ONU.
No hay estadísticas oficiales del Estado español de los desaparecidos o fallecidos, pero en las costas de Ceuta han aparecido, en lo que llevamos de año, cuatro cadáveres de hombres que migraban intentando llegar a suelo europeo y que han muerto ahogados en el intento.
Frente a esta falta de datos, colectivos como Caminando Fronteras, hacen sus propios informes en los que recogen de manera extraoficial el número de muertos y desaparecidos en la ruta del Mediterráneo Occidental. En el informe «Vida en la Necrofrontera«, calculan que en 2018 tuvieron lugar 23 naufragios en el Estrecho, con 189 víctimas mortales.
Helena Maleno: «Si fuesen europeos no habría parado la búsqueda»
A raíz del último naufragio frente a las costas españolas, ocurrido el pasado jueves en el que según los otros ocupantes desaparecieron dos migrantes, la búsqueda durante el jueves por parte de Salvamento Marítimo y el no reanudarla al día siguiente, en base a que «las informaciones de los rescatados se contradecían y las variables meteorológicas indican que es posible que hayan llegado a tierra«, Helena Maleno, portavoz de Caminando Fronteras, ha asegurado en declaraciones a El Foro de Ceuta, que «si fueran europeos, se trabajaría sobre certezas no sobre variables y especulaciones«. Según la activista defensora de los derechos humanos «desgraciadamente las búsquedas de personas que están en riesgo en el mar, cuando se trata de personas migrantes, cuando se trata de pateras, están fuertemente atravesadas por el control migratorio«.
Según Maleno, «el problema que tenemos es que la defensa del derecho a la vida, por parte de Salvamento Marítimo no funciona igual si se refiere a colectivos migrantes que a europeos, y cuando se refiere a colectivos migrantes, quien decide es un Mando Único militar que está primando el control migratorio y eso, esta fuertemente atravesado por el racismo. En realidad es lo mismo que está haciendo Salvini en Italia, tiene el mismo impacto sobre el derecho a la vida y el mismo impacto en las políticas de dejar morir. Es exactamente igual, son políticas de muerte y nosotras estamos trabajando para acabar con esas políticas de muerte y que se conviertan en políticas de vida y políticas que recuperen los derechos humanos en nuestras fronteras».
Cuando no se continuan con las búsquedas en el mar
Helena Maleno, también recuerda el caso de Samuel y cómo estas ‘políticas de muerte’ hacen que las búsquedas se dejen sin encontrar a los desaparecidos. «No es la primera vez que se deja una búsqueda… si nos acordamos del caso de Samuel, en enero de 2017, la patera de Samuel y su mamá, Veronique, dejó de buscarse por la noche y no hubiera pasado si ese niño, Samuel, no hubiese sido un niño de República Democrática del Congo, si no un niño francés».
Maleno recuerda cómo el cuerpo del niño apareció en una playa de Barbate «hay que recordar y tener memoria histórica, después el cuerpo de Samuel, apareció en una playa de Barbate, por lo tanto recordemos el impacto que tienen las decisiones de este tipo en la vida y en la muerte».