27 residentes del CETI han podido abandonar hoy Ceuta para seguir con sus trayectos migratorios. En el grupo había personas de Guinea, Mali, Senegal, Argelia y Afganistán, y serán acogidas en ONG de Andalucía, Valencia y Aragón.
Cada persona que pasa por Ceuta intentando llegar a la Península tiene una historia fascinante detrás. Cojamos un ejemplo entre los 27 relatos de vida que han cogido el ferry: un chico veinteañero, M., que, huyendo de los talibanes de su país, Afganistán, ha llegado a Ceuta. Su aventura le ha hecho vivir en numerosos paises, ser trasladado por personas que no conocía o pisar la prisión por falta de documentación entre otras peripecias.
M. ha pedido asilo en España. Dice que sólo quiere empezar de nuevo su vida, truncada por las amenazas de muerte hacia él y hacia su familia. Después de meses esperando la entrevista para ver si puede ser solicitante de asilo, extranjería ha decidido trasladarlo a Madrid por falta de traductor de su lengua materna. Para que las entrevistas para pedir el asilo sean lo más escrupulosas posibles, todas las personas solicitantes tienen derecho a intérprete. Como la comunidad afgana en Ceuta es inexistente, M. ha tenido que ir a la capital del Estado.
El chico afgano y las 26 lecciones de vida más se han embarcado hacia el continente europeo un viernes. Las salidas de los residentes del CETI acostumbran a ser el miércoles, pero el mal tiempo lo ha retrasado.