El jefe de gabinete de Ayuso admite la difusión de correos confidenciales de la Fiscalía, revelando inconsistencias en la versión presentada por la defensa de González Amador.
Durante su comparecencia ante el Tribunal Supremo, Miguel Ángel Rodríguez desveló detalles que ponen en jaque el relato defendido hasta ahora por la pareja de Isabel Díaz Ayuso. En su testimonio, Rodríguez admitió haber recibido y posteriormente difundido un correo confidencial de la Fiscalía, algo que la defensa de González Amador había negado repetidamente. Esta revelación contradice las versiones previas y plantea dudas sobre la intención detrás de la filtración de información crucial.
Rodríguez sostuvo que tuvo acceso al correo gracias al abogado de González Amador el 12 de marzo, horas antes de que se hiciera público. Sin embargo, su versión cambió en declaraciones posteriores, donde afirmó que fue el propio empresario quien le entregó el documento. Esta inconsistencia subraya las tensiones internas y las posibles estrategias para controlar la narrativa mediática y judicial.
El juez Ángel Hurtado deberá evaluar el impacto de estas contradicciones en el curso de la investigación, que busca esclarecer si hubo un delito de revelación de secretos por parte del fiscal general. La admisión de Rodríguez de haber retenido y difundido el correo, aunque bajo el pretexto de que su contenido ya estaba en circulación, siembra más dudas sobre la transparencia y la intención de las acciones de la defensa de González Amador.
Por otro lado, el contexto de las comunicaciones entre la defensa y Rodríguez resalta un intento de influir en la percepción pública del caso, sugiriendo que se trataba de una persecución política. Estas afirmaciones, según Rodríguez, se basaban en su propia interpretación y no en datos concretos, lo que plantea cuestiones sobre la responsabilidad en la difusión de información manipulada.
El tribunal debe ahora determinar si las declaraciones de Rodríguez aportan nuevas evidencias significativas que puedan cambiar el rumbo de la causa, mientras las inconsistencias en los testimonios siguen empañando la credibilidad de las partes involucradas.