Sabah nos recibe en su casa una tarde de lluvia, vive en el barrio de La Reina, «este premio es de toda la ciudad, porque toda la ciudad se volcó tanto en la pandemia como en la entrada de miles de personas«, nos advierte antes de empezar la entrevista con una mirada iluminada. No es la primera vez que reconocen su labor públicamente, el año pasado recibió el premio Vivencias, otorgado por Podemos, también el 8 de marzo.
Nos invita a sentarnos en una de las mtarbas que rodean su salón, cerca de un precioso ramo de flores que acaba de recibir, «me lo ha enviado Cruz Roja, Clemen es un encanto», afirma rotundamente con una amplia sonrisa de agradecimiento. Y es que este año, Sabah es la mujer que ha recibido el galardón de la Ciudad María de Eza, un reconocimiento anual a la mujer ceutí del año, y que se le ha otorgado otras mujeres como Mercedes Medina, Rosa Rodríguez o Isabel Valriberas.
Nos cuenta que fue Juan Gutiérrez, el secretario general del PSOE de Ceuta, quien la llamó para anunciarle que el partido había pensado en ella para proponerla a dicho reconocimiento por la labor que había hecho durante la pandemia y tras la entrada de miles de personas, y que cuando la llamaron para decirle que le habían otorgado el premio confiesa se sintió «muy agradecida».
Este premio se lo dedica «a todas las mujeres, gracias a las mujeres que han luchado por estar en la posición que estamos hoy en día, aunque todavía nos queda mucho camino por recorrer, pero se lo dedico a las mujeres luchadoras».
Un reconocimiento a la solidaridad
Empresaria, activista, madre de cuatro hijos… Sabah cumple con todas las facetas metódicamente y ha conseguido levantar una gran empresa que importa menaje y enseres desde Turquía, donde viaja regularmente para poder hacer sus negocios en un mundo que está masculinizado, sin embargo, asegura que empezó en el año 1984 y nunca me he sentido discriminada, siempre me he sentido apoyada por mis compañeros, siempre he trabajado con hombres, pero nunca me han discriminado». Su nave, en el polígono del Tarajal, es una de las pocas que quedan abiertas, y ella fue la primera mujer que se lanzó a abrir un negocio en un «territorio de hombres». Esta ceutí, comenzó trabajando en Benalmádena como encargada de una tienda y desde ahí hasta forjar su propio imperio han pasado ya varias décadas, pero ella continua con las mismas ganas de reinventarse como el primer día.
Sin embargo, no han sido sus logros empresariales los que la han llevado a ser hoy merecedora de este importante galardón, si no «su intensa labor social y humanitaria«, especialmente durante la pandemia de la COVID-19 y, posteriormente, en los difíciles acontecimientos vividos los pasados días 17 y 18 de mayo, cuando contribuyó intensamente en la atención de la emergencia.
Sabah siempre ha estado muy implicada en diferentes facetas sociales a lo largo de toda su vida, desde los años 90 ha ofrecido trabajo a mujeres víctimas de la violencia de género a quienes, además, ha prestado asistencia y cobijo: «esto de ofrecer ayuda a las personas mas desfavorecidas ha sido siempre, lo he visto en mis padres y ahora continúo haciéndolo yo, cualquier persona que tenía un problema siempre estaba mi familia para abrirle las puertas», asegura Sabah recordando su trayectoria y a su hermana, que falleció hace cuatro años y que también dedicaba su vida a ayudar a los demás, «le brindo este premio también a ella«, asegura emocionada.
Pasan los minutos de entrevista y entramos a fondo en los días de mayo, cuando más de 12.000 personas pasaron desde Marruecos atravesando los espigones del Tarajal y de Benzú, «empezamos atendiendo a unas 200 personas y acabamos con más de 1.500 personas diarias para duchas, comida y ropa,» detalla Sabah mencionando especialmente la ayuda que tuvo de una familia de Gibraltar y una asociación de San Roque.
Pero, en el contexto de este 8 de marzo, día internacional de la Mujer, quisimos saber más sobre la acogida de mujeres víctimas de violencia de género, «yo era la única mujer en las naves -del Tarajal- todos los comerciantes me conocían, cuando alguna mujer o familia tenía un problema les decían que fuesen a buscarme, y yo siempre he estado, acogí a una mujer víctima de malos tratos hasta que se pudo ir a la península». Sabah segura que funciona siempre el boca a boca, «cuando alguien necesita algo le dicen que venga a buscarme».
Otro de los hitos humanitarios de Sabah e la atención que le prestó a los y las trabajadoras transfronterizas cuando Marruecos cerró la frontera de manera unilateral y sin previo aviso. «Se quedó mucha gente boqueada en la frontera, durmiendo en la explanada los primeros días, y a los pocos días cinco mujeres llamaron a mi puerta para preguntarme si las podía acoger, le dije a mi marido: ‘mira, se que estamos en confinamiento, pero a estas mujeres no las podemos dejar en la calle’ y las acogí en mi casa». Tras varios días de tenerlas en casa y a la vista de que no paraban de llamar a su puerta pidiendo ayuda, decidió abrir la casa de sus padres tras pedirle permiso a sus hermanos, «nuestra casa siempre ha sido de todo el mundo, esta vez no va a ser menos», recuerda Sabah visiblemente emocionada al recordar aquellos días tan duros y las palabras de sus hermanos.
Un premio lleno de historia
El Premio María de Eza consiste en una escultura, obra de la artista Elena Laverón, en cuya base aparecerá el lema ‘María de Eza año 2022’ y la entrega de un diploma acreditativo en el que se haga expresa mención de los méritos que motivan su otorgamiento.
Este galardón se creó para distinguir, reforzar e incentivar la labor desarrollada por las mujeres ceutíes en cualquier ámbito y se eligió el nombre de María de Eza por ser esta la primera gobernadora en la plaza de Ceuta, cargo que ocupó entre febrero de 1548 y julio de 1549. En orden cronológico descendente, las distinguidas con el Premio María de Eza son: Mercedes Medina, Mercedes Canca, Hilda Castro, Nona Alguacil, Elena Laverón, Lali Orozco, Manuela Gómez, Lorena Miranda, Rosa Rodríguez, Carmen Mosquera, María Antonia Palomo, Francisca Ramírez, Rabea Mohamed, África Martínez, Carmen Fernández, Isabel Valriberas, Carmen Cerdeira, Susana Román, Beatriz Palomo, Concepción Baena, Ana María Sevillano, Gertrudis Godino, Teresa Roa y Carmen Isardas, que fue distinguida en 1996, año en que se celebró la primera edición del galardón.