Ceuta, 15 de junio de 2025
S.Mohamed madre de un bebé de un año, ha denunciado públicamente una experiencia que califica como “dolorosa e indignante” en el servicio de urgencias del hospital local. Los hechos ocurrieron en la madrugada del sábado 14 de junio, cuando acudió con su hijo aquejado de fiebre alta y una tos tan intensa que, según relata, le provocaba episodios de asfixia.
Llegaron al hospital a las 4 de la mañana. Tras más de dos horas de espera, fueron finalmente atendidos por un médico joven que, según la madre, no realizó ningún tipo de examen físico: no auscultó al niño, no revisó la garganta, los oídos ni el abdomen. Su decisión fue inmediata: derivar al bebé al área de pediatría para administrar un supositorio y un aerosol.
La situación, lejos de mejorar, se tornó más desconcertante. Una enfermera, visiblemente contrariada, accedió a aplicar la medicación, aunque —según la denuncia— insinuó que debía hacerlo la propia madre, pese a que nunca había realizado ese procedimiento.
Lo más alarmante, cuenta S.Mohamed fue la ausencia total de seguimiento clínico. El médico no verificó si el tratamiento era eficaz ni volvió a aparecer, lo que obligó a la madre a buscarlo con el niño en brazos para pedir, al menos, una revisión básica. “Lo hizo por encima”, relata, “y volvió a insistir en aplicar más aerosoles, sin examinarlo realmente”.
Pero el punto culminante llegó al recibir el informe médico: en él se detallaban exploraciones físicas —auscultación, revisión de oídos, palpación abdominal— que nunca se realizaron. “Es gravísimo. Es un informe clínico falso”, denuncia con indignación. Al salir, el médico se justificó diciendo: “Perdona, es que hay muchos pacientes”, aunque, según S.M., en la sala de espera ya no quedaba nadie.
Este testimonio no es solo una queja personal. S.M. lo enmarca como un caso de negligencia médica y maltrato institucional, que pone en riesgo la salud de los más vulnerables: los niños.
“Salí llorando, impotente, con mi bebé enfermo en brazos y sin un diagnóstico real”, afirma. “Las madres no deberíamos salir de un hospital con más miedo del que entramos”.
La denunciante exige una revisión urgente de los protocolos en los servicios de urgencias y que este tipo de actuaciones no queden impunes. “El sistema no puede permitirse ignorar a quienes más nos necesitan”.
