Sandra López habla por primera vez para contar su versión de la polémica en la que se vio inmersa por publicar un artículo -hoy reconoce que precipitadamente- sobre el trágico suceso. «Ya he explicado que yo me pronuncié en base a la versión oficial que dieron las autoridades, pero aun así me precipité».
Las tragedias nunca vienen solas y la que conmocionó a Ceuta el 12 de junio de 2019 no fue una excepción. En la tarde de aquel día, Brahim A., vecino de Ceuta, puso fin a su vida y, sin saberlo ni quererlo, dividió a la opinión pública cuando las autoridades confirmaron que se trataba de un caso de violencia de género. Poco más de cinco meses después, la justicia descartaba que hubiese indicios de que el fallecido sometiese a su expareja a un episodio de malos tratos. Pero las heridas abiertas entre los familiares y el entorno cercano del fallecido no se cerraron con el carpetazo judicial que daba fin a la investigación. Entendían que su nombre había sido manchado injustamente ante la opinión pública.
Una de las personas que, todavía con la confirmación inicial como versión oficial sobre el caso, se pronunció al respecto fue Sandra López, presidenta de Búscome y directora del CEE San Antonio, conocida por sus opiniones políticas a través de reflexiones que compartía en medios de comunicación de la ciudad. Año y medio después de los hechos y ha accedido a romper su silencio y a responder a algunas preguntas para El Foro de Ceuta. Según nos aclara, si no lo ha hecho antes, ha sido por varios motivos. El primero es el proceso judicial que hasta ahora estaba abierto en su contra. El segundo es el acoso exacerbado que, asegura, lleva sufriendo desde entonces. Y el tercero es que se trata un asunto sumamente delicado al que ha dedicado muchas horas de reflexión.
P. Dices que has guardado silencio porque todo estaba judicializado, ¿Ya no es así?
R. La demanda contra mí no se ha formalizado y, en todo caso, según mi abogado, los delitos por los que se me demandaba ya habrían prescrito.
P. ¿Qué le dirías a los familiares de Brahim si los tuvieras delante?
R. Les pediría perdón. Un perdón sincero y desde lo más profundo del corazón. Me puedo imaginar la rabia y el dolor que pudieron sentir. Solo podría pedirles perdón y decirles que entiendo su reacción.
P. ¿Qué opinas hoy de ese artículo?
R. Fue un error publicarlo. Fue precipitado. La violencia de género es un tema muy delicado que creo que se merece el máximo respeto y rigor. Ya he explicado que yo me pronuncié en base a la versión oficial que dieron las autoridades, pero aun así me precipité. Creo que nos precipitamos todos. Me ha costado mucho estar callada más de un año y no poder explicarme, pero era lo que me aconsejaba mi abogado que hiciera.
Mi intención con el artículo era defender, por los ataques que estaba recibiendo, a la que entonces estaba oficialmente considerada como la víctima del caso, una víctima de violencia de género. Nunca pretendí hacer daño a nadie.
P. Nos comentabas que tu silencio y tu presencia testimonial desde entonces en la vida pública no solo se debe al proceso judicial que había abierto en tu contra, sino también al acoso que has sufrido a lo largo de este tiempo.
R. Está siendo muy duro. Desde que publiqué el artículo y hasta hoy me he visto sometida a unas situaciones muy desagradables que incluso han acabado afectando a las vidas de personas cercanas, como compañeros de trabajo o hasta mi propia hija, que no tienen culpa de nada. Si ya de por sí enfrentarse a ataques diarios y permanentes resulta muy difícil de llevar, el hecho de que acabe afectando a tu entorno solo empeora las cosas.
Se han publicado muchas cosas sobre mí y sobre todo este proceso que no son ciertas. Por eso me animo a hablar. Sé que mucha gente seguirá atacándome, porque me llevan atacando desde siempre por mis opiniones políticas, pero también creo que hay otra gente que se ha llevado una impresión de mí que no es acertada.
P. Tú misma comentas que hay gente que siempre te ha atacado por tus artículos de opinión, ¿Qué lo hace diferente esta vez?
R. La dimensión que tomó todo. Quienes siempre me habían atacado veían la oportunidad de hacerlo con más agresividad que nunca y gente que no me conocía me tomaba por una diana fácil sobre la que disparar. Llegó un punto en que agradecía hasta encontrarme con personas conocidas y que no evitaran saludarme por la calle. Había gente que me difamaba entre mis amistades y otra que lo hacía incluso de mi hija, que apenas es una adolescente. Compañeros y compañeras de trabajo que, por mi situación, también sufrieran ese acoso.
P. Te refieres a las polémicas imágenes de «¿Dónde está Sandra López?».
R. Sí. Aquel día yo estaba hundida. Se celebró el acto de conciliación, que es el paso previo a demanda, y a mí no se me notificó. Era muy fácil encontrarme porque yo estaba trabajando y soy funcionaria pública. A raíz de eso, algunos medios de comunicación de la ciudad publicaron artículos muy hirientes y llenos de juicios de valor hacia mi persona. Uno de ellos se título con esa pregunta: ‘¿Dónde está Sandra López?’. Mis compañeras y compañeros de trabajo intentaron animarme y las imágenes, que no eran públicas y que se robaron de una cuenta privada, se sacaron de contexto. Se tergiversaron. Se hicieron ver como una burla o una falta de respeto. Las personas a las que se señalaron ese día son personas anónimas que solo intentaron, como supieron en ese momento, animar a una amiga. Me dolió mucho que otras personas se vieran afectadas por mi situación.
P. Cuando se conoció el auto judicial que descartaba que se tratase de un suceso relacionado con la violencia machista, a quien con más insistencia se le pidió una rectificación pública fue a Sandra López, ¿crees que se debe a algo más que a que tanto tú como el colectivo os posicionasteis públicamente?
R. Pienso que el caso acabó tomando dos dimensiones. Por un lado, estaba el dolor de la familia, totalmente comprensible. Y, por otro lado, la mediatización que había tenido el caso. Se nos había puesto a las feministas como las responsables de que el caso se catalogase como un suceso de violencia de género.
No se puede obviar el contexto político con el auge de la extramederecha que tiene un discurso negacionista y que siempre ha ido a por las feministas. De hecho, muchos de los ataques que recibía era de gente que negaba la existencia de la violencia de género en su totalidad, que es lo que ellos defienden, no que este caso no fuese un caso de violencia de género ni que yo me hubiese equivocado.
Cronología de los hechos
Aquella tarde del 12 de junio de 2019, Brahim A., guardia civil y vecino de Ceuta, puso fin a su vida. El suceso conmocionó y dividió a la ciudad cuando las autoridades confirmaron que se trataba de un caso de Violencia de Género.
Automáticamente se crearon dos bandos: quienes defendían la inocencia del fallecido, encabezados por su familia y personas cercanas; y quienes, en base a la versión oficial, condenaban el episodio de violencia machista, entre ellos, la Plataforma Feminista de Ceuta y la propia López. El colectivo convocó una concentración ese mismo día para condenar el suceso de violencia de género y López, días más tarde escribía un artículo -hoy reconoce que fue un error- en el que denunciaba el trato que estaba recibiendo la expareja del fallecido y, por entonces, víctima de violencia de género.
El 23 de noviembre de 2019, un auto del Juzgado número 4, en base a la posterior investigación policial, determinó que la herida que presentaba la expareja de Brahim fue causada de forma accidental por el rebote de una bala y que no había indicios de que se hubiesen producido malos tratos por parte del fallecido hacia su expareja. El auto del Juzgado daba la razón a una familia destrozada por la pérdida que no dejó un instante de defender la inocencia de Brahim y que, antes del pronunciamiento del Juzgado, ya tenía el apoyo de buena parte de la ciudadanía.
A fin de reparar el daño que consideraban que se había hecho al honor del fallecido, la familia se querelló contra Sandra López. Además de instarle a pedir perdón, se le reclamaban 40.000 euros que, en caso de que la justicia fallase a su favor, la familia destinaria a causas benéficas «relacionadas con la infancia». Como responsables subsidiarios quedarían la asociación Búscome y la Plataforma Feminista de Ceuta. Según nos confirma López esa demanda no ha acabado formalizándose.
El 25 de noviembre, dos días después de conocerse la decisión judicial sobre el caso, se celebró el El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Al día siguiente, el 26 de noviembre, se concentraron familiares, amigos y más personas que defendían la inocencia de Brahim.
En diciembre de 2019 nació la asociación «Quorum» que defiende que la violencia «no tiene género» y que apoyó con su presencia la decisión del Pleno de la Asamblea, a propuesta de Vox y que solo contó con el apoyo del PP, de celebrar minutos de silencio para condenar casos de violencia de intrafamiliar, al igual que se hace con los de violencia machista.