El Salto, en colaboración con la Fundación Rosa Luxemburgo, ha presentado ‘Anatomía de las fronteras’, un trabajo audiovisual con el que buscan reflexionar sobre el derecho humano a migrar y la necropolítica cómo único enfoque del norte global ante las migraciones. Ceuta ha sido uno de los escenarios del documental, así como Tenerife, Huelva, Barcelona y Madrid
Sarah Babiker es periodista de El Salto y, junto a un equipo multidisciplinar, ha dado a luz al documental ‘Anatomía de las fronteras’. Ceuta, como una de las dos únicas fronteras terrestres entre Europa y África, cobra un especial protagonismo en este trabajo audiovisual, más aún tras los hechos vividos durante la crisis migratoria en mayo de 2021. Junto a la guionista, el director Kike Castro, el director de fotografía Javi Ruiz, la productora Clara Figueroa, entre otros y otras. Desde ya pueden visualizarlo los y las socias de El Salto Diario, quienes han hecho posible la producción. El resto tendrán que esperar al próximo 18 de diciembre.
-Es el primer largo documental de El Salto, ¿por qué ‘Anatomía de las fronteras’?
Considerábamos que era un desafío complicado decir algo nuevo de las fronteras, sobre todo decir algo que aclarase, que fuera pedagógico, o que revelase cuestiones que quizás no están tan a la vista. Entonces buscamos esa mirada de cerca, detenida, cercana, atenta a los matices… Pensamos que la frontera así narrada era un tanto inconmesurable y que por parte se podía entender mejor. El documental hace una disección de facetas y dimensiones que implica la frontera.
-¿Qué papel juega Ceuta en este proyecto? ¿Os habéis basado principalmente en la crisis migratoria?
Viajamos a Ceuta pocos meses después de los hechos de la crisis migratoria, que fueron muy visibilizados a través de los medios de comunicación y muy impactantes. Quizá, en cierto momento supusieron un punto de inflexión en la forma en que las personas migrantes eran usadas en las relaciones bilaterales entre dos países. Vimos imágenes muy crudas del Ejército recibiendo a las personas migrantes en las playas. Cuando preparábamos el documental y ya teníamos una idea, teníamos una comunicación previa con las entidades que estaban denunciando vulneraciones de derechos humanos que se estaban dando y los incumplimientos de derechos a los que se estaban enfrentando las personas que habían cruzado.
Supimos que justo cuando empezamos a viajar en el mes de julio, estaban organizando a chavales que habían cruzado en mayo, pero también a chavales que llevaban un tiempo atascados en Ceuta, para alzar la voz, visibilizar su situación y recordar que ellos también son sujetos de derecho. En ese marco, dentro de esa mirada a las fronteras, pensamos que la ceutí en particular era relevante en tanto que es una frontera terrestre que había sido cerrada rompiendo con la cotidianeidad de ambos lados de la frontera y que había sido testigo de este momento tan impactante que fue el salto.
-¿Con qué agentes políticos, sociales y protagonistas habéis contado para el trabajo audiovisual?
Es un proyecto que al final, y lo digo de manera autocrítica porque se ajusta a los tiempos con los que contábamos, fue un poco expres porque estuvimos muy poco tiempo en cada uno de los sitios. Pasamos unos días en Ceuta, otros días en Tenerife, en Barcelona y en Huelva, y en Madrid que es donde nosotros vivimos. En Ceuta, en particular, los días posteriores a mayo de 2021 había entrado en contacto con diversas personas y colectivos y esas fueron las fuentes de las que tiramos. Por un lado está Maakum, No Name Kitchen, Elín, Mohamed Mustafa que fue de mucha ayuda porque nos dio un cierto marco más amplio de la ciudad y de su idiosincrasia. Paloma Fernández Coleto, editora y directora de El Foro de Ceuta, también nos acercó una mirada desde los medios de comunicación muy interesante que nos ayudó a encuadrar a los actores y los discursos que se dieron en torno a esos hechos. Hubo una decisión de abstenerse a hablar con las instituciones porque lo que nos interesaba era hablar con las personas migrantes y las redes de apoyo, porque las instituciones tienen su espacio para mandar sus notas de prensa y reproducirlos.
-¿En qué escenarios habéis grabado y en qué fechas?
Estuvimos la segunda o tercera semana de julio y pasamos por la playa del Tarajal, en la casa de Maakum, en la zona del puerto y pateando las calles.
-¿Qué preguntas traíais y qué respuestas os habéis llevado?
Íbamos un poco con la mirada muy abierta porque aunque había hecho reportajes telefónicamente, nunca había estado allí, y pude hablar con los chavales. Algo que nos atravesó mucho durante todo el documental era cómo contar sin ser paternalistas e invasivos, porque es gente que está expuesta, en la calle y en situación de vulnerabilidad, además nosotros le abordamos desde una situación de poder, con las cámaras y nuestros micrófonos. Íbamos preguntándonos cómo abordar las cosas desde el respeto, cómo incluir sus voces sin ser invasivos y cómo entendernos porque la barrera del idioma estaba presente con el dariya, algo con lo que nos ayudaron las chicas de Maakum y No Name Kitchen y los chavales que llevaban un tiempo y ejercían de traductores.
Las respuestas tampoco fueron muy claras, nos fuimos con un profundo respeto hacia los hombres, atravesados por lo doloroso que suponía hablar con ellos que habían visto ahogarse a su lado a amigos, también preocupada por la normalización de todo esto, ya no por el territorio porque la gente tiene que vivir, sino también con mucha sensación de desconexión del resto del territorio español con lo que pasa en sus fronteras.
-¿Cuántas personas han trabajado en la producción de este documental?
El equipo que nos movimos de un lado para otro era un equipo chiquitín. Como yo coordino el área de migraciones en El Salto Diario corría de mi cuenta el guion, Kike Castro que es el director y fue quien puso la mano audiovisual en el proyecto y Javi Ruiz que era el director de fotografía. Fuimos este equipo de tres personas y luego nos apoyaron en la producción desde la Fundación Rosa Luxemburgo que es la que ha hecho posible este documental porque ha sido realizado con los fondos de esta fundación y con gente que nos apoyaba desde nuestro medio como Clara Figueroa y otras compañeras.
-A partir del 18 de diciembre está abierto a todo el mundo pero desde ya lo pueden visualizar los y las suscriptoras
Claro, nosotros queríamos tener un gesto de agradecimiento con los y las suscritoras de El Salto Diario y la Fundación Rosa Luxemburgo y las socias que son quienes lo hicieron posible. Ya lo pueden ver las suscriptoras de El Salto y a partir del 18 de diciembre estará disponible para todo el mundo. Estamos gratamente sorprendidas y no nos lo acabamos de creer mucho. El feedback está siendo muy positivo. El pase que hicimos en Madrid tuvo bastante buena acogida. Ahora lo que estamos intentando es hacer una hoja de ruta para llevar el documental a los lugares donde estuvimos trabajando y para poder interlocutar con la gente con la que hicimos posible el documental. Todavía no nos hemos puesto a ello porque el estreno fue la semana pasada, pero hemos pensado quizás en la conmemoración del Tarajal en Ceuta aunque todavía no tenemos una fecha concreta. Cuando la tengamos, lo haremos saber.