Las enfermeras y enfermeros trabajan en una situación de permanente alerta y vigilancia que conlleva también un importante desgaste físico, psicológico y emocional que se incrementa con el paso de los años a causa de la evolución cronológica natural de las personas y que lógicamente incide en la atención y cuidados que reciben los pacientes y el conjunto de la ciudadanía
El Sindicato de Enfermería, SATSE, ha distribuido más de 100.000 carteles en los hospitales y centros de salud de todo el Estado para alertar al conjunto de la ciudadanía sobre la necesidad de que las enfermeras y enfermeros puedan jubilarse de manera anticipada después de muchos años exponiéndose a diario a numerosos riesgos para su salud y sufriendo unas condiciones laborales especialmente duras y penosas.
La distribución de este material informativo es una más de las acciones previstas por el Sindicato de Enfermería dentro de su estrategia general para lograr que el Gobierno apruebe una norma que permita acceder a las enfermeras y enfermeros a la jubilación anticipada de manera voluntaria, como ya pueden hacerlo otros colectivos profesionales cuyos trabajos también tienen una naturaleza excepcionalmente «penosa, tóxica, peligrosa o insalubre y con elevados índices de morbilidad y mortalidad».
Como rezan los carteles distribuidos en todas las comunidades autónomas, la jubilación anticipada voluntaria es una “deuda con la profesión enfermera” que SATSE viene reclamando desde hace años en base a numerosos estudios nacionales e internacionales que concluyen que las condiciones laborales de las enfermeras y enfermeros van deteriorando de manera progresiva su estado físico y psicológico y provocan mayores problemas de salud.
Al respecto, SATSE recuerda que las enfermeras y enfermeros prestan su labor asistencial y de cuidados de manera permanente y continuada a lo largo de todos los días del año, lo que requiere trabajar a turnos y por las noches, festivos y guardias. Todo ello, por ejemplo, impide al organismo adquirir hábitos naturales de sueño, alimentación y descanso cuya alteración afecta a su salud y bienestar psicosocial.
Por ello, y como señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los profesionales con turno de noche pierden 5 años de vida por cada 15 años de trabajo. Asimismo, un estudio publicado por American Journal of Preventive Medicine concluye que existe mayor mortalidad asociada al turno de noche y, de hecho, las mujeres que trabajan en turno de noche presentan un 11 por ciento más de riesgo de muerte.
Asimismo, las enfermeras y enfermeros están expuestos a numerosos riesgos biológicos (contagios por cortes, inhalaciones, pinchazos…), químicos (medicamentos peligrosos, alergias a material…), físicos y mecánicos (ruidos, iluminación, temperaturas, sobrecarga física, riesgos de caídas, radiaciones ionizantes…) o las agresiones físicas y verbales, afirma.
Unos profesionales sanitarios que trabajan también en una situación de permanente alerta y vigilancia que conlleva un importante desgaste físico, psicológico y emocional que se incrementa con el paso de los años a causa de la evolución cronológica natural de las personas y que lógicamente incide en la atención y cuidados que reciben los pacientes y el conjunto de la ciudadanía.
“Con la jubilación anticipada, ganamos todos, tanto los propios profesionales como los pacientes, teniendo en cuenta, además, que propiciaría la contratación de nuevos profesionales en los diferentes servicios de salud, rejuveneciendo de esta manera las plantillas en los hospitales, centros de salud y otros centros sanitarios y sociosanitarios”, recalca.
De otro lado, SATSE denuncia que existen, además, otro tipo de “barreras” que dificultan lograr este derecho laboral como es que la profesión enfermera es ejercida en más de un 85 por ciento por mujeres, y al vincularla socialmente a los roles que tradicionalmente se asocian al género femenino del cuidado (hogar, familia…), no se le reconoce suficientemente la gravedad de sus condiciones laborales.
Por último, el Sindicato de Enfermería incide en que el sistema de jubilación por coeficientes reductores que propone no implica una sobrecarga adicional del sistema público de pensiones ni tampoco de la Seguridad Social, ya que prevé una cotización incrementada que se abonará durante toda la trayectoria profesional de cada enfermera. “Sobran las razones para posibilitar un derecho laboral que, además de dar respuesta a la problemática que les supone seguir trabajando en condiciones especialmente penosas y duras, mejoraría la atención a ciudadanos y pacientes y el funcionamiento de nuestra sanidad”, concluye.